viernes, 28 de febrero de 2014

Wendy ataca



Autor: Andreu Martín
Editorial: Algar, Alzira, 2009. 9,5 €

Desde la perspectiva de una policía de patrulla hay de todo menos aburrimiento en la vida nocturna de una gran ciudad como Barcelona. A esas horas, parece que la variedad de actos delictivos se despliega con toda su fuerza y la impunidad cree asentar su imperio frente al de la ley. El consumo de bebidas alcohólicas y de otros estupefacientes, junto a la excitación provocada por la diversión en masa, contribuyen a relajar la moral y a rebajar el umbral de la conciencia ética y cívica. El delincuente se carga de nocturnidad y alevosía; las víctimas lo son por reaccionar con retraso (si se hubieran adelantado habrían sido delincuentes), o bien son víctimas inocentes que estaban o pasaban por allí.

Para resolver estos crímenes Andreu Martín nos propone a una joven e intrépida protagonista, una policía de patrulla perteneciente al cuerpo de los Mossos d´Esquadra.

Son de sobra conocidos la querencia y el dominio del autor por el género policíaco tanto en la novela para adultos como en la juvenil; la serie de Flánagan tuvo una gran acogida tanto de crítica como de público; ésta que ahora comentamos es la segunda entrega de lo que lleva camino de convertirse en una nueva serie que, como en aquélla, fidelizará a un público entusiasta con las aventuras de una nueva heroína. Bienvenida sea. (P.M.) Publicado en Peonza nº 92

martes, 25 de febrero de 2014

Picasso


Cuenta Estanislao Bachrach en Ágilmente (Editorial Conecta, Barcelona, 2013) que encontrándose Picasso en una exposición de su obra en París se le acercó un visitante y le preguntó el por qué no pintaba a las personas como se las veía. 

El pintor, sorprendido, le repreguntó sobre la forma en que se las veía a lo que el desconocido sacó de su bolsillo una cartera y dentro de ella una foto de su esposa que orgullosamente le mostró. 
Picasso la miró y dijo: “Es increíblemente pequeña, ¿no le parece? Y además, plana.” 

Es posible que el interlocutor se sintiera agraviado y podemos suponer que el pintor se empleara a fondo para convencerle de que el comentario que acababa de hacer no iba referido a su esposa, que no conocía, sino a la foto, que era lo único que tenía delante. 

Aparte de que no se podrían llevar personas en los bolsos; y mucho menos dentro de carteras. 

Ni la percepción de las cosas son las cosas, ni las cosas son lo que parecen. El cerebro simplifica las percepciones funcionando a menudo para ser más eficiente con lo que Walter Lippmann llamó "estereotipos". 
El propio Lippmann aseguraba que primero definimos los objetos o las personas y despues las vemos.

viernes, 21 de febrero de 2014

El buscador de finales


Autor: Pablo de Santis
Editorial: Alfaguara. Madrid, 2009. 8,5 €

El protagonista de esta historia es un adolescente entusiasmado con las aventuras de un héroe de historietas que él colecciona con verdadero fervor. No era para menos, pues el detective Cormack estaba empeñado en poner orden en el mundo luchando contra vampiros,espectros y monstruos. 


Durante las tardes, después del colegio, jugaba a imitar esos dibujos hasta que un día decidió presentarse en la editorial donde se elaboraban y publicaban dichas historietas. Tuvo suerte porque le dieron un pequeño trabajo como recadista lo que le permitirá conocer el trabajo de los dibujantes, de los letristas, de los escritores y de los guionistas mientras llevaba y traía guiones, fotos, dibujos, colecciones de viejas revistas, etc.

Allí es donde descubrió la importancia de los finales de las historias; la editorial tenía un especialista en sugerir finales a los relatos inacabados que le presentaban los escritores y guionistas. No se trataba de escribirles el final sino de que a partir del original inconcluso él entregaba un objeto (una zapatilla vieja, un guante negro, una taza de porcelana, un perfume,…) que debía ayudar a concluir la historia. 
Así comenzó a percatarse de la diferencia entre los finales sorpresivos de los melancólicos o de los tranquilos; y del efecto que a su vez producían en los lectores; hasta que un buen día él mismo empezó a sugerir finales proporcionando objetos.
Delicado y original relato, ágil y ameno. 
(PM) Publicado en Peonza nº 92

martes, 18 de febrero de 2014

Del amor y la muerte, te hablo.


Autora: Blanca Álvarez
Editorial Edelvives. Zaragoza, 2008. 8,85 € 


Un excombatiente republicano regresado secretamente del exilio recorre como buhonero la comarca gallega en la que espera encontrar a quien fuera su amada y que la guerra y el exilio separó. Dos años lleva recorriendo casi en círculo aquel territorio y allí ha visto a un puñado de mujeres, casi niñas, obligadas a crecer deprisa, que ya guardan luto quizás para siempre; ellos por su parte, arrojados por el hambre, el miedo o la desesperación han puesto rumbo al otro lado del horizonte.

En este ambiente de hambre, miedo y penuria se mueve Julián que ha encontrado el camuflaje perfecto para conseguir noticias de Sara.

Estamos ante un sentido relato cuya carga poética contribuye a realzar el brumoso y emotivo paisaje humano que se destaca. 

(PM) Publicado en Peonza nº 91

viernes, 14 de febrero de 2014

Los héroes de la viruela


La Coruña  a los niños de la Expedición Balmis 


He aquí una pequeña historia de la medicina que merece la pena ser conocida y recordada.

El 30 de noviembre de 1803 zarpaba del puerto de la Coruña una expedición sanitaria con rumbo a América. El navío María Pita llevaba los 22 niños de los orfanatos de la Coruña y de Santiago que a los efectos debían hacer de recipientes humanos (vacuníferos) de las vacunas que se deseaban trasladar a aquel continente. Eran huérfanos entre 3 y 9 años a los que a modo de cadena humana se les iba inoculando la vacuna de dos en dos y de brazo a brazo cada 9 días; así se mantuvo viva, prendiendo en cada cuerpo y transvasándola al siguiente en  en el momento oportuno, mientras se realizaba la travesía.

Se trata de la Expedición Filantrópica también conocida como Expedición Balmis. En efecto, fue el médico Francisco Javier Balmis, quien consiguió del rey Carlos IV el apoyo y los fondos para extender la vacunación contra la viruela a todos los niños de las colonias. La primera escala la realizó en Canarias donde centenares de personas fueron directamente vacunadas por contacto con las heridas de dos de los niños; después hicieron lo mismo en Colombia, Ecuador, México, Filipinas e incluso China.

martes, 11 de febrero de 2014

Inteligencia emocional



Autor: Daniel Goleman
Traductores: David González Raga y Fernando Mora
Editorial: Kairós, Barcelona, 1997

Es  éste uno de los libros pioneros que sobre el tema de la gestión de las emociones han ido apareciendo a lo largo de la última década. La importancia que ha ido cobrando esta cuestión ha ido pareja a los avances que la ciencia ha conseguido en este campo. En efecto la neurociencia es una de las ramas de la medicina que más desarrollo ha experimentado a pesar de las dificultades que siempre ha planteado el estudio del cerebro en vivo y en acción; sin duda no es ajeno a las últimas aportaciones las grandes contribuciones a su funcionamiento del investigador Antonio Damasio (Y el cerebro creó al hombre, ya comentado en este blog).
    

El autor parte del concepto de inteligencia emocional como la forma que tiene nuestra mente de interrelacionarse con el mundo; y en esta interacción participan los sentimientos, los impulsos y su control, la motivación, la perseverancia, el autoconocimiento, la empatía, el entusiasmo o la agilidad mental entre otros. De la confluencia y actuación de estos elementos surge la autodisciplina, el altruismo, la fuerza de voluntad, (y/o sus ausencias). En síntesis la inteligencia emocional sería el vínculo entre sentimientos, carácter e impulsos morales. 

El autor (psicólogo y redactor científico del New York Times) nos invita a desarrollar determinadas habilidades emocionales como perseverar en el empeño a pesar de las frustraciones, regular nuestro propio estado de ánimo, empatizar y confiar en los demás, autocontrolar las emociones, controlar la vida emocional, etc. 
En esencia, nos viene a decir, el ser conscientes de las emociones constituye ya en sí una habilidad emocional fundamental; y esto supone mantener esa conciencia autorreflexiva que se posa sobre el propio estado emocional;  evidentemente ésta es una forma de dominar la emoción al ser capaz de sobrevolarla, que no sobrevalorarla.
 

El autor llama la atención sobre la importancia de saber poner palabras a lo que se siente, porque ello ya es una forma de apropiase de lo que a uno le pasa. El alexitímico ( del griego a: negación, lexis: palabra, thymos: emoción) es incapaz de expresar con palabras sus sentimientos; no es que no sienta, sino que no sabe lo que siente.

Sentencia Goleman que todo lo que hacemos, desde las diversas actividades hasta los amigos que elegimos no son más que intentos de llegar a sentirnos mejor. Digamos que el arte de calmarse a uno mismo constituye una habilidad fundamental. 


El libro es un manual de uso para conocer mejor nuestro cerebro y su funcionamiento y de este modo conocernos mejor a nosotros mismos, conociendo nuestras emociones, nuestros reacciones y, en definitiva, nuestra comportamiento. Dicho conocimiento permitirá a su vez actuar sobre nuestros estados de ánimo y sobre nuestras acciones en un intento de mejorar nuestra vida emocional.

viernes, 7 de febrero de 2014

La historia de Troya


Autor: Roger Lancelyn Green
Traducción: José Sánchez Compañy
Editorial: Siruela. Madrid, 2006. 22 €


El autor Roger Lacelyn Green pertenece a esa fructífera corriente inglesa estudiosa de la antigüedad clásica greco-romana en sus fuentes arqueológicas y literarias; los resultados son magníficas recreaciones de los grandes mitos y leyendas del mundo clásico. Este sería el caso, entre otros, de Rider Haggard y Andrew Lang (El deseo del mundo), del propio Andrew Lang en solitario (Relatos de Troya y Grecia) o de Robert Graves (El Vellocino de Oro).

El libro que ahora comentamos no es, por tanto, una adaptación para adolescentes de la universal epopeya de Homero, sino una obra con entidad propia; en ella se van trenzando los diferentes mitos que preceden al sitio de Troya, se plasma el desarrollo de la guerra en sí con la intervención de sus Héroes y se vuelven a incardinar las diferentes leyendas que dan cuenta de la posterior suerte de todos los supervivientes, incluido Ulises, a medida que van arribando a sus lugares de origen. 

Este ejercicio de revisión de fuentes y de recolección de mitos hasta conseguir una unidad interna entre todos ellos permite ver en los acontecimientos que se relatan la clave no solo para la literatura fundacional (inspiran la Iliada y la Odisea) sino para la historia, pues con ellos terminaba la Edad Heroica y comenzaba la Edad de Hierro en la que los dioses dejaron de mezclarse con los hombres.

La amenidad del estilo narrativo, las bellas ilustraciones de Pauline Baynes que salpican el texto y la cuidada edición, hacen de este libro una atractiva invitación a su disfrute. 

(PM)  Publicado en Peonza nº 81

martes, 4 de febrero de 2014

La importancia de la pinza


A partir de los libros de arqueología prehistórica es difícil aventurar las implicaciones que la propiedad de andar erguido iba a tener sobre el desarrollo de nuestros antepasados los homínidos; y desde éstos hasta el ser humano actual. Pero moviéndonos de adelante hacia atrás y rastreando en los libros de prehistoriadores (Richard E. Leakey) y antropólogos (Gordon Childe), observamos que la propiedad de apoyarse sólo en dos pies tuvo unas repercusiones espectaculares.
Veamos: cambió la visión de la naturaleza y su lugar en ella. Se liberaron brazos y manos como soporte del cuerpo para el desplazamiento; esto posibilitó la utilización de las manos para recoger alimentos y transportarlos mientras se huía. A continuación empezaron a fabricar utensilios de madera, hueso o piedra (sílex) como prolongación de manos y brazos, lo que conllevaba una rudimentaria capacidad de abstracción (homo faber). Todo ello transformaría a aquellos homínidos propiamente recolectores en progresivamente cazadores; la dieta pasaba de ser insectívora y herbívora (gramíneas) a ser herbívora y carnívora con el consiguiente aporte de más calorías y un aumento de peso. 

La nueva situación favorecería las mutaciones de individuos que nacían con quijadas menos poderosas y pronunciadas (desapareció la dependencia de las duras gramíneas) y más envergadura corporal. La reducción de la mandíbula liberó espacio en la cabeza a favor del cerebro y favoreció que la laringe descendiera unos centímetros, paso éste necesario para la fonación. El mayor espacio del cerebro le permitió plasmar las sensaciones primarias que le proporcionaba la naturaleza: el miedo, el terror, la huida, el instinto de supervivencia (Damasio), rudimentos de emociones (mapas mentales) que se iban registrando en ese cerebro cada vez más complejo. 
La vida en grupo permitiría suavizar estas emociones y alentaría otras virtudes comunitarias como la cooperación y la comunicación (Homo Sapiens). Las nuevas condiciones de la laringe y del cerebro junto con la necesidad de mejorar la comunicación para la caza y la defensa en grupo permitieron los primeros balbuceos de un lenguaje gestual y gutural (Gordon Childe). El lenguaje que se retroalimentará en la tribu ensanchará mentalmente un cerebro ya equipado con emociones; y lentamente apoyandose en las palabras emergerá la capacidad de pensar y razonar. La necesidad de transmitir los conocimientos sobre la fabricación de útiles, las estrategias de caza y el sistema de comunicación lingüística hoy lo llamamos cultura.

Y el arranque de todo esto se sitúa en la capacidad de andar con dos pies como decíamos al principio. Ese fue el inicio que empezó a separarnos del árbol genealógico de las especies (Darwin); pero fue la capacidad manipulativa de las manos (homo habilis) la que a partir de ese estadio cobró todo el protagonismo; intervino en los utensilios, gestos, herramientas, símbolos, inventos, escritura, ingenios, mecanismos, automatismos y los avances actuales en todos los campos de la ciencia. 

Las manos han desarrollado la tecnología, el lenguaje y el cerebro.




  

Para ser más precisos, la clave de todo lo que aquí se ha explicado radica en esa pareja de dedos de cada mano cuya peculiar asociación ninguna otra especie disfruta. Hagamos la prueba, quitemos al hombre la forma en que se relacionan el índice y el pulgar, es decir quitemos al hombre la pinza y no habría podido desarrollarse ningún tipo de tecnología, ni la antigua ni la actual. A lo mejor es lo que les faltó a los delfines.