martes, 29 de abril de 2014

El reto del cambio

Las transformaciones en la economía y en la sociedad se aceleran porque cada vez son más acelerados los avances de las nuevas tecnologías. Sin embargo la primera década del siglo XXI ha sido solo un leve anticipo de lo que nos espera en las décadas próximas, en ramas como Biotecnología, Nanotecnología, Robótica o Inteligencia Artificial. 
A este respecto Ray Kurzweil tiene un libro (La singularidad está cerca, Lola books, Berlín, 2012) que sitúa el horizonte de principios de la década de los treinta como el tiempo en que estas ciencias eclosionarán marcando un antes y un después en el desarrollo humano.
 
Pero sin remontarnos tan lejos lo que ya podemos observar ahora es que la sociedad actual, desorientada, intenta responder a los cambios recientes con actitudes, hábitos y actos reflejos nacidos en los siglos XIX y XX. Por eso en muchos casos no sirven; y también por eso se producen desajustes en economía (crisis como retroalimento del propio sistema) o en política (poderes reales - económicos - y poderes ficticios - democráticos -). Son desajustes a escala global pero que repercuten en la esfera estatal, local e incluso personal y privada.  

Y el reto todavía será mayor cuando debamos afrontar esos cambios cada vez más frecuentes y  aproximándose cada vez a más velocidad. Entonces serán necesarias adaptaciones urgentes en campos como la educación, la economía, la política, en la esfera familiar o en el ámbito personal. ¿Estará preparada la sociedad para eso?
Y una cuestión no menos importante, ¿cómo permanecer tras esas profundas alteraciones con nuestros valores y nuestra ética actuales?

viernes, 25 de abril de 2014

La huida de Leonardo


Autor: Olaf Fritsche
Ilustradora: Bárbara Korthues
Editorial: Macmillan, Madrid, 2009. 9,50 €

Albert tiene un padre que es científico e inventor y su casa es un lugar lleno de sorpresas y aparatos. Por eso pasan tanto tiempo en ella los amigos del niño.  

Lo que no sabe su padre es que rebuscando en el sótano de ese caserón antiguo su hijo ha encontrado un extraño libro con unas historias y descripciones sorprendentes sobre viajes al pasado a través de un túnel. Tampoco sabe que su hijo terminará descubriendo ese túnel del que habla el libro de notas y que está en el sótano de su misma casa. Se trata de un túnel del tiempo con el que se puede viajar a cualquier lugar y a cualquier época como comprobarán los fieles e inseparables amigos de Albert. Nuestro protagonista no podrá hacerlo por estar en silla de ruedas, pero sus dos amigos sí lo harán gracias a su ayuda inestimable. Se inicia así una serie cuyo segundo volumen El misterio del Caballero Negro ya está traducido también del alemán por esta misma editorial.

El autor Olaf Fritsche compagina su trabajo como periodista de temas científicos con la Literatura infantil y esa primera vertiente queda sutilmente reflejada en este libro al que le infunde un interés especial la dosis de intriga que el autor es capaz de inyectar desde las primeras páginas.

El resultado es un libro de acción, que por medio de sencillos diálogos y un hábil manejo del misterio pone al alcance del lector páginas valiosas de hechos históricos (Leonardo da Vinci y sus máquinas voladoras en este caso) vividos como una auténtica aventura no exenta de riesgos; el desenlace final sólo pertenece a nuestros intrépidos protagonistas y a los lectores que lo recrean con ellos. (PM) Publicado en Peonza nº 93

martes, 22 de abril de 2014

Un teorema en la biblioteca


Varios autores
Editorial: Anaya, Madrid, 2009. 9,40 € 


Este libro es el resultado del concurso literario que organiza la Real Sociedad Matemática Española en colaboración con algunas editoriales; según consta en la introducción, el jurado destaca “la alta calidad literaria de los trabajos presentados, así como el hecho de que las matemáticas formen parte de ellos de una forma natural, enriqueciendo el relato o haciéndose imprescindible en el mismo”.   
Es un libro que obliga a leer de otra manera, con una mente más atenta y despierta, poniendo en juego la capacidad de abstracción, de representación espacial y de deducción.

Aunque la propia composición del volumen jerarquiza la calidad de los relatos al aparecer éstos en el mismo orden que fueron premiados, el lector no debe dejarse influir por ello ya que todos los seleccionados mantienen un alto interés, enriquecen el libro y abren el abanico de propuestas del lector.
Sirvan como ejemplo el relato en el que se mezcla el amor con la probabilidad matemática a través del juego de naipes o la trama policíaca cuya resolución se asienta en una clave matemática.

A los que les gusten las matemáticas les gustará el libro, a los que no les gusten disfrutarán de la frescura y la originalidad de textos que mantienen al lector enganchado hasta el final de las historias y quizás también terminen cambiando su actitud sobre el aprecio por las matemáticas. (P.M.) Publicado en Peonza nº 93

viernes, 18 de abril de 2014

Imágenes e ideas


Dice Estanislao Bacharach en el libro ÁgilMente (Editorial Conecta, Barcelona, 2013) que los procesos relacionados con la visión y su posterior retención (recuerdo) ocupan una cuarta parte del cerebro; mucho más que cualquier otro sentido desde luego. Además, el setenta por ciento de todos los receptores de todos los sentidos del cuerpo está en los ojos. Sabíamos que el mundo nos entraba por los ojos, pero no hasta este punto.  En realidad no son los ojos los que ven sino el cerebro al dar sentido al color, forma, expresiones faciales, etc.
Esta potencia visual de nuestra mente ha quedado reflejada en varios experimentos; son éstos los que han demostrado que podemos recordar más de dos mil quinientas imágenes durante varios días tras haberlas visto; y eso ocurra aunque la imagen sólo haya estado expuesta ante nuestra vista menos de diez segundos. En alguno de los experimentos se comprobó que un año más tarde todavía los que participaron en el experimento pudieron recordar un sesenta y tres por ciento de dichas imágenes.  

 Los mismos sujetos se sometieron a una prueba de retención de un discurso oral;  sólo pudieron recordar el diez por ciento al cabo de unos días; en cambio cuando el discurso fue acompañado de alguna imagen llegaron a retener hasta el sesenta y cinco por ciento.
Si lo trasladamos a lo que podemos recordar tras leer un texto todavía se reduce más, porque el cerebro ve las palabras como multitud de pequeñas imágenes. 

En este sentido el predominio creciente de la cultura audiovisual estaría afianzándose sobre una estructura cerebral biológica y ancestralmente determinada.      
Sin embargo, una cosa es la imagen concreta y otra el símbolo, la idea abstracta que se elabora en otro nivel cerebral a partir de la combinación de dichas imágenes. Los estímulos que mediante los sentidos entran en el cerebro contribuyen a modelar esas ideas, pero quizás sea la lectura y el discurso oral las mayores fuentes de formación, arraigo y reelaboración de ideas en cada individuo.  El pensamiento original, la creatividad, la imaginación, el criterio personal surgirán a partir de las citadas fuentes. 
Frente al nivel primario de las imágenes, el de las ideas pertenece a la gestión cerebral de un nivel superior.




martes, 15 de abril de 2014

La Tierra en movimiento



Autor: John Woodward
Asesor científico: Kim Bryan
Traductor: Fernando Bort Misol
Editorial: Macmillan, Madrid, 2012. 23,90 €

Esta propuesta de divulgación científica trata de conjugar los dos soportes actuales por los que hoy podemos acceder al conocimiento: el bibliográfico y el digital.
En el primer caso nos encontramos con un libro de amplio formato, portadas duras y hojas de alto gramaje que sostienen fotografías en color de gran calidad; la distribución de los textos en pequeños párrafos y a modo de sandwichies dan al conjunto un aspecto de cómic peculiar. El contenido del texto así presentado es muy cómodo de leer por su distribución entre las atractivas fotografías, muy comprensible por su claridad de exposición y muy fácil de disfrutar por la amenidad con la que se tratan los temas de nuestro planeta.
La espectacularidad de las fotografías incide en las tres características señaladas (comodidad, claridad, amenidad) resultando un objeto atractivo que invita a ser leído y disfrutado, un objeto intelectualmente apetecible.

El libro viene con un CD por el que la Tierra surge en 3D con movimiento y sonido desde la pantalla del ordenador merced a las animaciones interactivas; de esta forma se puede observar la deriva de los continentes a lo largo de millones de años, la erupción de un volcán, la formación de un tornado o el avance de un glaciar.

Los contenidos del libro contemplan todos los procesos que tienen lugar en nuestro planeta desde su formación dentro del sistema solar, pasando por la dinámica interna que explica la formación de las rocas, las placas móviles, los continentes, las cordilleras o los terremotos, la formación de la atmósfera a partir del vapor de agua que en parte expulsaron los propios volcanes, la lluvia interminable durante miles de años que dio lugar a los océanos y lagos actuales, el papel actual del agua en sus tres estados y finalmente la aparición de la vida vegetal y animal hasta llegar a la situación actual.
Conocer la evolución de la Tierra es toda una aventura; y este libro lo hace posible.
 
(PM)  Comentario publicado en Peonza Nº 105, junio 2013
 

viernes, 11 de abril de 2014

Seis niños en Marte



Autor: Luis Ruiz de Gopegui
Ilustrador: Juan Miguel Aguilera
Editorial: Media Vaca, Valencia, 2011. 25 €
Luis Ruiz de Gopegui, es un astrofísico que fue jefe de los equipos de radiofrecuencia de la estación de Robledo de Chavela y posteriormente director de los programas de la NASA en España. Este es su primer libro dedicado a los niños y en él nos cuenta todo lo que razonablemente habría que hacer para llegar al planeta Marte. El autor lo sabe bien porque siguió desde la estación espacial de la NASA en España las operaciones que hicieron posible la llegada del hombre a la Luna amén de otros numerosos viajes espaciales.

El origen del libro es una historia personalizada que el autor quiso dedicar a sus dos nietos haciéndoles protagonistas de la misma. El que finalmente fuera publicada tiene mucho que ver con los buenos oficios de su hija Belén Gopegui y de la editorial Media Vaca que vieron en dicha historia las bases suficientes para trascender el ámbito familiar.
Como el propio título indica este relato narra la formidable aventura de un grupo de niños que viajan al planeta rojo en una nave espacial. Pero no es  un relato de ciencia-ficción sino un relato ficticio de divulgación científica. En alguna entrevista el autor confirma que la expedición se aproxima a lo que podría ser un viaje real en el que aprovecha el marco narrativo para explicar, en términos muy simplificados, las cuestiones técnicas que surgen en este tipo de periplos. 
Solo desde el conocimiento y la experiencia del autor se puede  hablar con tanto detalle de las diversas secciones de la nave explicando para qué sirve cada una, así como de las numerosa consideraciones que se hacen tales como: las condiciones de vida en un espacio ingrávido, los preparados especiales alimenticios, los ejercicios físicos necesarios para contrarrestar la descalcificación de los huesos, las numerosas operaciones que hay que realizar a bordo, los imponderables cotidianos que surgen en un viaje de 6 meses de duración, los detalles precisos de las maniobras de acoplamiento y aterrizaje en Marte, la exploración por su superficie perfectamente cartografiada y finalmente el despegue y regreso a la Tierra. 
Era necesario enumerar todos estos aspectos para comprender el grado de exhaustividad con el que está tratado el tema sin que por ello resulte aburrido; más bien al contrario la amenidad con la que está tratado y el interés de lo que se dice hace que su lectura resulte estimulante.
Por lo demás estos detalles técnicos y la forma tan sencilla de exponerlos hacen que el lector se sienta un viajero del espacio. Bien podríamos considerar que estamos ante un libro de viajes. Pero, como ya hemos dicho, también estamos ante un libro de divulgación científica por los datos, descripciones y consideraciones que se hacen; “Marte tiene una gravedad 1/3 menos que la tierra con días de 24 horas y años de 687 días; tiene una atmósfera de dióxido de Carbono y una temperatura que se mueve entre 20 º por encima de cero  y 60 º bajo cero. La montaña más alta mide 27 Km. de altura y el planeta y dista del nuestro 75 millones de Km; un Fórmula1 tardaría noventa siglos en hacer el recorrido.” nos dice.

El libro está magníficamente editado y cuenta con una gran colección de fotografías a todo color. A este respecto son interesantes los motivos que se presentan cedidos por la NASA: paisajes desérticos, cráteres, materiales que se recogen o tormentas de arena. También es una excelente idea que atraerá a los jóvenes lectores las fotografías manipuladas en las que los protagonistas aparecen flotando dentro de la nave, haciendo las operaciones que un astronauta debería hacer o explorando la superficie marciana.  
(PM) Publicado en Peonza  Nº 104, Marzo 2013.


martes, 8 de abril de 2014

Leer no es solo leer literatura (y IV)

ENSEÑAR ES ENSEÑAR A LEER

El alumno ante un texto de estudio deberá aplicar una forma de lectura que le permita el seguimiento de la argumentación del autor y busque la evidencia que soporta sus puntos de vista, su coherencia interna y su lógica. Para ayudarle en esa tarea debemos fortalecer capacidades intelectuales como análisis, conceptualización, manipulación de información, pensamiento sistémico y capacidad de síntesis; todo ello desde las características del estilo científico de claridad, veracidad, precisión, pertinencia, profundidad, amplitud y lógica. Evidentemente muchas de estas cualidades quedan fuera del campo de la Lengua y la Literatura y, además, debemos ejercitarlas siempre que el texto nos dé la oportunidad, bien sea éste de Biología, Física, Filosofía o Geografía.
   

Daniel Cassany nos dice que cada tipo de texto requiere un tipo de comprensión; de modo que uno puede leer bien (y entender) textos de Historia, pero no necesariamente de Química o de Biología.

Y esto nos lleva a la conclusión de que la enseñanza de cualquier disciplina implica la enseñanza de la lectura de sus textos específicos; al tiempo que se aprende a leer, se aprenden los contenidos que son leídos. En cada disciplina hay que plantearse leer y escribir, insiste Cassany. Ciertamente es un error dirigirse al profesor de Lengua cuando un alumno tiene dificultades al leer un texto de Matemáticas o de Física.
Bien podemos afirmar que toda docencia debe atender a la lectura (y a la escritura); y, por consiguiente, todo profesor debe ser un maestro de lectura (y de escritura).


 Autoanalizar la lectura
También éste de la adolescencia puede ser un buen momento para iniciarse en el autoanálisis como lector, es decir en la reflexión sobre la propia forma de lectura.
Si la lectura implica la comprensión del texto y la reflexión sobre el mismo, una lectura madura exige también la reflexión sobre la propia forma de leerlo; no sólo se trata de ser receptivos a la forma de lectura que nos está demandando el texto, sino de ser capaces de autoanalizar la propia forma en que lo hacemos. Debemos ayudar a repensar la lectura, reflexionar sobre ella en función de los distintos textos, hacer una lectura de la propia lectura y observar así las necesarias variaciones de actitud y de estado mental.
 

Este autoanálisis es fundamental para desarrollar una adecuada competencia lectora; por eso esta práctica es algo que se debe incorporar con el aprendizaje de la lectura y seguir cultivándola en la adolescencia. Desde esta perspectiva el lector debe interrogarse no sólo si tal o cual texto u obra le ha gustado, sino ¿por qué le ha gustado. ¿Qué efecto le ha producido? ¿Cómo ha sido su relación con el autor? ¿Ha sabido conciliar sus propios intereses con los del texto? ¿Cómo ha sentido la experiencia (ficción) o reelaborado el conocimiento (ciencia)?

La lectura así, podrá ser autodirigida, autorregulada y autocorregida, cobrando plena conciencia el sujeto lector de su propio proceso y siendo consciente de cuándo ejercita más la imaginación (literatura) y cuándo más el juicio o el razonamiento (filosofía, ciencia).

El aprendizaje permanente de la lectura
Quizás uno de los errores haya sido creer que leer, una vez interiorizado el mecanismo y ser capaz de descifrar las palabras, es una actividad relativamente sencilla, que va mejorando de forma natural.
 

Con lo que aquí se ha dicho, vemos que aprender a leer no termina nunca, y por tanto su enseñanza en Secundaria desde todas las áreas es ineludible e inexcusable.
En realidad, un estudiante que no sabe leer como lo requieren los diversos textos va a tener dificultades para conseguir el título de Graduado y encontrará prácticamente imposible terminar con comodidad el Bachillerato. Sin embargo hay autoridades académicas (Gregorio Salvador) que dicen que hay un tipo de lector mediocre que llega incluso a la Universidad; quizás también la lectura deba formar parte de los currículos universitarios; de hecho algunas universidades norteamericanas sí la tienen incorporada en sus programas.   


Por lo que a nosotros concierne, creo que el aprendizaje y la aplicación de diversas formas de leer a los diferentes tipos de textos contribuirán a disminuir la frustración, la desmotivación o el abandono de determinados textos o libros; y a la postre también ayudarán a mejorar la calidad y el nivel de lecturas de nuestros alumnos para poder enfrentarse con madurez eficiente a cualquier tipo de texto. 


Adaptación a partir del artículo "Leer es más que leer literatrura" publicado en Peonza nº 92 (2010)

viernes, 4 de abril de 2014

El niño que vivía con los avestruces



Autora: Mónica Zak
Traductor: Oscar García
Ilustrador: Enrique Flores
Editorial: Anaya, Madrid, 2012.  8,20 €

El mito del niño salvaje cuidado por animales tiene precedentes muy antiguos y en culturas muy diversas; veamos algunos ejemplos: Zeus es amamantado de niño por una cabra, Rómulo y Remo tienen de nodriza a una loba,  leyendas persas hablan de osos preceptores de niños, leyendas japonesas hablan de niños mono, etc. Sería interesante examinar la parte de verdad que pueda encerrar el pensamiento mítico, pero no hay duda de que muchos dramas humanos reconvertidos en imaginarios se apoyan en acontecimientos reales.
En realidad tampoco hace falta remontarnos tan alto ni tan lejos para rastrear experiencias tan extremas. En la cercana Europa hay numerosos casos documentados: Rousseau nos habla del niño de Hesse criado con lobos, Condillac del niño lituano que vivió con osos, se habla del niño carnero de Irlanda, de un segundo niño oso de Lituania, de los niños cabra de los Pirineos o de la muchacha oso de Hungría; sin olvidarnos de los casos mejor estudiados: el muchacho de l´Aveyron (1799) y Kaspar Hauser de Nüremberg (1828).

Tampoco es menor la casuística que se encontraron los ingleses en su invasión del Sur de Asia donde pudieron escuchar leyendas y cuentos que hablaban de niños lobo, niños leopardo e incluso de un niño gacela, criaturas que crecieron al margen de la socialización humana y de las que se harían eco El libro de la Selva o Tarzán.
  
En esta vertiente literaria se sitúa la escritora sueca Mónica Zak tras recoger una  anécdota que escuchó de dos refugiados saharauis; estos contaban el caso de un niño que sobrevivió merced a una familia de avestruces, que finalmente fue rescatado y cuyo hijo todavía vivía entre los refugiados. Tras visitar ella misma en numerosas ocasiones los campamentos en Tinduf y de contactar y hablar con el hijo, recreó la historia motivo de este libro.

Hadara, un niño de dos años, se extravía de su madre cuando ésta pierde el contacto con una caravana que viaja por el desierto y son sorprendidos por una espectacular tormenta de arena.  Todo el mundo cree que el niño ha muerto, pero encontrado por un grupo de avestruces lo crían como a uno más de su especie. Con ellos convive durante diez años hasta que finalmente miembros de su pueblo lo descubren, lo reconocen y le devuelven a su hogar. Por el medio está toda una aventura en un medio natural con éstos y otros animales; las dificultades vendrán después para adaptarse a la vida de los humanos. Nota: Estas aves zancudas desaparecieron del Sahara a mediados del siglo XX.

Amor, ternura, amistad, hospitalidad, generosidad, entrega y solidaridad son los valores que brillan en esta novela del niño avestruz que nunca se rindió, que logró sobrevivir a una vida dura y difícil y que hoy es un símbolo de la lucha del pueblo saharaui por un territorio libre. (P M) Publicado en Peonza Nº 105, junio de 2013


martes, 1 de abril de 2014

El roble (La aventura de vivir)


Autor: Silvar, Calros
Ilustrador: Silvar, Calros
Editorial: Lectio Ediciones, Barcelona y Ártabro Editora, A Coruña, 2012. 14,90 €

Roble (Quercus robur) es el nombre genérico con el que se conoce a una de las familias de plantas arbóreas más extendidas. En todo el mundo hay más de cuatrocientas especies distintas de la familia Quercus; su secreto está en su gran capacidad de adaptación a cualquier territorio y a casi cualquier clima, siempre que estos últimos no sean muy extremos. En Europa viven unas veinticinco de estas diferentes especies; en España las cinco especies que más abundan van desde el roble albar del norte de la Península a la encina y el alcornoque del interior pasando por el quejigo de las sierras interiores o el melojo del Pirineo.

En el libro-álbum que ahora presentamos Roble es un protagonista que se dirige al lector contándole cómo es su vida, cuántos años puede durar (muchos llegan a los 400 y el más antiguo que se conoce tiene 900 años) y las relaciones que mantiene con los demás seres vivos de su ecosistema a medida que se suceden las estaciones.
Así vemos que a lo largo del año cada árbol alberga a una auténtica jungla en miniatura por la que se mueven ejércitos de seres más o menos diminutos, más o menos silenciosos que buscan alimento y escondrijo.

También nos habla de sus principales enemigos, el vendaval, el rayo, las grandes arroyadas invernales y, por encima de todo ellos, el hombre (talas, incendios, carreteras y viviendas residenciales).
Por último, y además de recordarnos que ha sido el árbol sagrado de la cultura celta, nos relata los mil usos para lo que ha servido su madera a lo largo de la historia (agricultura, navegación, casas, muebles, incluso en botica).
Las ilustraciones de gran realismo y a todo color embellecen el volumen, complementan el texto y estimulan su lectura; el conjunto es un canto a la naturaleza y una forma de   sensibilizar en el respeto hacia los árboles. Un buen motivo para hacer una salida a un robledal, si se tiene a mano, y apreciar (y disfrutar) de sus asombrosas características. (P M) Comentario publicado en Peonza Nº 105, junio 2013