La cuestión no es tan trivial como podría parecer. Como las NNTT en general esta propuesta puede tener dos vertientes contrapuestas; por un lado ya han quedado manifiestas algunas de las ventajas. Los que nos hemos formado en la letra impresa sabemos que son los diversos tipos de textos, es decir los diversos géneros, los que demandan una determinada forma de leerlos. Por eso no leemos igual un artículo de periódico que un artículo científico, un artículo de opinión que un ensayo filosófico o un libro superventas que una buena obra literaria. La calidad de lectura que desplegamos en éste último ejemplo no es comparable a la del primero, ni al superventas. Pero la lectura rápida la podremos utilizar en múltiples contextos con gran eficacia. De hecho quizás no podamos evitar el que predominen muchos de los hábitos mentales adquiridos con la forma de lectura lineal sobre las nuevas maneras que se nos propongan desde las TICs.
Pero esta nueva forma de presentación de las palabras elude los contextos textuales. La mente se predispone de otro modo a recibir la información. Los nativos digitales pueden adquirir una gran habilidad en esta manera de leer, pero es posible que esta forma predomine sobre las otras formas de lectura quedando en parte éstas últimas “contaminadas”. Si fuera así será difícil conciliar la serenidad, el ritmo, la musicalidad de la bella obra literaria con el parpadeo hipnotizador de la nueva forma de lectura. Las diferencias de los diversos géneros se irán difuminando lentamente hasta desaparecer y aparecerá un nuevo tipo de perfil lector hijo de las nuevas propuestas. Estaríamos así ante un cambio de paradigma que repercutirá no solo en cómo se lea sino en el proceso de escritura.
También es posible que ésta sea una de las diversas propuestas que surjan y que no sea la que definitivamente triunfe. Nuestra forma de leer silenciosa arrancó y se generalizó con la imprenta; de las NNTT deberá aparecer un tipo de lectura dominante que responda a las características culturales y tecnológicas de la era digital.
Lo que parece verosímil es que quizás estemos en el umbral de cambios en la lectura y escritura que nosotros no podemos ni siquiera vislumbrar. Cambios significativos que no tienen que ir necesariamente a peor, pero que serán cualitativamente distintos. Y ciertamente sería deseable que dichos cambios no asfixiasen las formas actuales de lectura de alta calidad; ni desvanezcan el disfrute de la belleza literaria. Lo que verdaderamente es deseable es que el buen libro conviva con las pantallas.
La nueva nueva forma de leer aludida se llama lectura Spritz y éste es un enlace para practicarla.
http://www.spritzinc.com/#
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