Autor:
William Golding
Editorial:
Alianza. 1983.
Un grupo de muchachos adolescentes tiene que sobrevivir
en una isla deshabitada tras un accidente aéreo en el que mueren el piloto y otros adultos que les acompañaban. Sin personas mayores que les orienten, fijen unos límites o establezcan unas mínimas normas de convivencia, los instintos más primarios se desatan y el grupo pronto se verá
desbordado por las circunstancias que ellos mismos propician; la civilización cede así ante la barbarie.
Pero ante la necesidad de una mínima organización para convivir (o coexistir) en un medio natural se plantean dos visiones enfrentadas en torno a las cuales se conforman dos bandos. Se desata así una feroz lucha por el poder entre los dos
grupos con intereses contrapuestos. Ralph, simboliza el diálogo, el orden, la
convivencia, el sentido común, y lidera a los que optan por mantener el fuego
de la hoguera, es decir de la civilización; es además el fuego el que debe
comunicar su situación. Defiende las reglas, las normas, porque sabe que es lo
único que les puede separar de la selva, de lo salvaje, lo que les puede
permitir seguir viviendo como animales racionales. Jack propone dejar que se
extinga el fuego de la hoguera y olvidarse de la civilización de los adultos. A
cambio opta por dar rienda suelta a los instintos más primitivos, por el uso de
la caza, el recurso de la fuerza y, en definitiva, por la vuelta al estado
primitivo y salvaje. Jack simboliza la tiranía, la intolerancia, la violencia,
la crueldad.
La
tensión entre ambas visiones de la organización social va en aumento y en esa
particular batalla que enfrenta a la fuerza contra la moral cívica, ésta última
tiene todas las de perder.
William
Goldin que participó en algunos de los acontecimientos más dramáticos del siglo
XX despliega en esta novela algunas de las tesis sobre la historia europea en
dicho siglo: ascensión de los fascismos, exhibición de fuerza y violencia,
agresión de unos pueblos sobre otros en lo que se conoce como Segunda Guerra
Mundial y, por último, la peligrosa tensión acumulativa de la Guerra fría que
amenazaba con la destrucción total, con la autodestrucción; es en estos
momentos de la guerra fría cuando escribe esta novela. Todo ello influirá en
esta sombría y pesimista visión de la naturaleza humana que se desprende de
esta fábula moral con indudables problemas éticos, y que van mucho más allá de
una simple novela de aventuras.
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