Reflexiones sobre la lectura, la condición de lector, la formación de lectores y comentarios de libros clasificados por edades y temas.
martes, 15 de julio de 2014
Las antiparras del poeta burlón
Autor: José María Merino
Ilustrador: Fabio Marras
Editorial: Siruela, Madrid, 2010. 16,95 €
José María Merino urde un ágil y eficaz relato para acercar a los adolescentes el Quevedo de insulto mordaz, “De buitre el pico y el pescuezo, dime/ a qué carroña tu atención diriges”. Se trata de una aproximación al gran escritor del Siglo de Oro desde múltiples ángulos: algunos más o menos escatológicos, otros con palabras malsonantes que tan bien suenan en sus versos sardónico-burlescos, en fin el Quevedo en estado puro que tiene a gala repartir crueles sátiras a diestro y siniestro: “Muchos dicen mal de mí/ y yo digo mal de muchos/ mi decir es más valiente/ por ser tantos y ser uno”.
En síntesis esta breve historia versa sobre un reconocido poeta que recuerda la etapa escolar en la que quedó deslumbrado por el ingenio quevedesco y sus poemas satíricos y cómo, influido por este estilo burlesco, se convirtió en autor anónimo de versos en los que se burlaba sin piedad de sus profesores y compañeros de clase. Primero el aula y después el instituto intentarán desvelar al misterioso autor que cada vez eleva el tono de sus insultos satíricos en una espiral de “borrachera quevediana”.
La lectura de los textos de José María Merino han contribuido siempre al proceso de maduración y formación del gusto estético; no estamos ante una excepción. Por eso este relato no solo cuenta, sino que representa; no da las cosas pensadas, sino que da que pensar; por eso, en fin, más que una forma de saber aquí se proporciona una forma de saber descubrirnos.
Siendo uno de los aspectos centrales de su obra la inserción de lo imaginario en el tejido cotidiano, también se cuela aquí lo fantástico por un leve intersticio del mundo real; se produce así una suerte de realidad quebradiza, una realidad con un punto de extrañeza, de incertidumbre, con un límite borroso, una especie de sombra invisible al acecho, ¿el propio Quevedo a través de sus antiparras, quizás?
Leer a José María Merino es caer en el arrobamiento; ya que a lo anterior hay que añadir la precisión de la narración así como la plasticidad y el color de su resplandeciente prosa, modelo de concisión y de síntesis narrativa.
(PM) Publicado en Peonza 98
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