Autora e ilustradora: Stephanie Roth Sisson
Traductora: Susana Tornero
Editorial: Juventud, Barcelona, 2015. 14,90 €
He aquí un álbum ilustrado que nos
presenta un aspecto de la ciencia de forma amable y amena. Se trata de una
mirada familiar y accesible hacia Carl Sagan que fue niño curioso e
imaginativo, apasionado por conocer los secretos de la vida y fascinado por
explorar los límites de su entorno y más allá. Ya adulto, y sin perder nunca lo
anterior, sería también activista, educador, astrofísico, filósofo optimista,
divulgador científico, escritor de ciencia-ficción y poeta.
Estamos así ante una breve y sencilla
biografía que nos cuenta cómo un niño de Brooklyn que contemplaba fascinado las
estrellas se convirtió en un científico que se dedicó a explorarlas extrayendo
algunos de los grandes misterios del universo.
Su profundización en el mundo de las
estrellas, los planetas y el origen mismo de la vida en el nuestro le llevó a
experimentar un sentimiento de comunión con la Tierra primero y con las
estrellas después. No era para menos, ya que este planeta azul, con todos sus
habitantes, estaba hechos de polvo de estrellas; y ello alimentaba la hipótesis
de que el mismo proceso se hubiera producido en otros lugares del universo. Era
tal la emoción que le embargaba esta teoría que necesitó extenderla a los demás
seres humanos para que también pudieran percibirse como parte de las estrellas
y se sintieran reconfortados con el mismo sentimiento que le embargaba a él.
Su amor por la ciencia se devino
contagioso y su entusiasmo por el universo se
irradió a través de su serie televisiva a millones de personas en todo
el planeta. Sin embargo el más espectacular de sus sueños cumplidos fue el
enviar al espacio una cápsula con información variada de nuestra civilización
en forma de sonidos (lenguajes, música) e imágenes (grafías, figuras, arte,
paisajes, objetos). Ahí, en el espacio interestelar, siguen y seguirán las
naves Voyager (I y II) con su mensaje
de paz, alegría y optimismo buscando un destinatario extraterreste.
Las ilustraciones plenas de ternura y
colores suaves invaden cada una de las páginas adoptando diversas formas de
ocupación del espacio en blanco del papel y sin repetir en dos páginas la misma
forma de distribución. Lo mismo se puede decir con respecto a la forma y lugar
en que se colocan los breves textos.
Decía Carl Sagan que la imaginación nos
suele llevar a mundos que nunca existieron, pero sin ella no podemos llegar a
ninguna parte. Aquí tenemos un álbum imaginativo que puede llevar a los
incipientes lectores a ver las estrellas de otra manera. Publicado en Peonza Nº 117
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