Autor: Xavier-Laurent Petit
Editorial: Edelvives, Zaragoza, 2005. 8,50 €
Glashan es una adolescente que vive entre dos
mundos; como cualquiera de su edad se debate entre la infancia que está dejando
atrás y la madurez que se vislumbra cercana; pero también vive con sus padres
en el mundo de la ciudad, de la industria y de la vida moderna, que contrasta
con el medio rural en el que todavía vive su abuelo.
La historia se sitúa en tierras lejanas, en el
corazón de Asia, en los límites de Mongolia con las antiguas repúblicas
soviéticas de esa gran estepa que se extiende de Oeste a Este y que se ve
contenida al Sur por grandes sistemas montañosos con sierras de afiladas
crestas y barrancos amenazadores. Los pueblos nómadas de estas tierras
pastorean sus rebaños de corderos, caballos y yaks, mudándose con su familia de
un valle a otro a través de escarpadas pistas que vadean paredes rocosas,
mientras luchan con el viento, la niebla, las ventiscas de aguanieve, los
derrumbes y el frío.
A este mundo pertenecía el padre de Galshan, antes
de que fuera a la escuela de la ciudad a donde el gobierno había mandado que se
trasladaran los niños de estos pueblos en régimen de internado.
La historia arranca con el padre, camionero de una
cooperativa agrícola, que tiene un accidente cuando cruzaba un puerto montañoso
por una de las serpenteantes y peligrosas pistas; aparece el camión pero no hay
rastro del conductor, ni vivo, ni muerto; y este misterio intriga e inquieta a
Galshan, su hija que se resiste a darle definitivamente por perdido.
Es una historia de iniciación, sencilla, grave,
tierna, relatada con una escritura limpia, nítida, concentrada, que busca un
homenaje a ese mundo premoderno, rural, primario, que declina ante el mundo
urbano. Publicado en Peonza Nº 77 ****