viernes, 5 de diciembre de 2014

Física cuántica (y III)

El profesor Juan Ignacio Cirac del que ya hablamos en la entrada anterior de la página “píldoras mentales” manifestó también que la utilización de la criptografía cuántica, es decir la posibilidad de utilizar las propiedades cuánticas de las partículas haría inútil cualquier tentativa de decodificación o desencriptación de claves.

En efecto si al enviar una partícula en estado cuántico desde un emisor a un receptor es interceptada por el camino, esta interacción producirá el colapso de la función de onda (recuérdese la paradoja del gato de Schrödinger ya visto en este Blog), es decir desaparece el desdoblamiento cuántico, y se muestra como definitiva una de las opciones. Pero tanto el emisor como el receptor detectarán inmediatamente que la clave ha sido interceptada. 

Esto se podría evitar aprovechando otra de las propiedades de la física cuántica; el entrelazamiento o correlación entre dos partículas, por el que si éstas han sido entrelazadas
previamente, estén a la distancia que estén (metros, kilómetros, miles de kilómetros, años luz) la interacción de una provocará el colapso de la función de onda en la otra apareciendo la posición de la primera. Es lo que se conoce como teletransporte cuántico; en realidad no son partículas lo que se transporta, sino estados de las partículas. 
 En la siguiente dirección se recoge la noticia del último experimento en este terreno: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/09/06/ciencia/1346932103.html

 Con este sistema, añadía el profesor Cirac, no hay posibilidad de espiar, descifrar o interceptar nada porque la información no pasa por ningún medio. 


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