Editorial: Anaya, Madrid, 2015. 10 €
El
relato se sitúa en la España interior y se remonta a 1573 época en la que el poder económico y social
de los nobles en el mundo rural seguía siendo muy grande. Era la transacción
concedida por la monarquía a cambio de acaparar ésta el poder político y apoyarse
recíprocamente para mantener los privilegios medievales frente al resto de la
población, campesinos en su mayoría, súbditos plebeyos todos.
La
trama se organiza en torno al mito del hombre lobo que aquí se recrea con una
variante imaginativa que deriva en cruentas y letales acciones contra jóvenes
que han cumplido los 14 años. La tragedia se había venido cumpliendo
repetidamente pero la autoridad encarnada en la aristocracia terrateniente no
tomará cartas en el asunto hasta que se produce la primera víctima entre los
suyos. No eran equiparables las muertes de varas decenas de jóvenes campesinos
a la de un solo vástago noble; en realidad la de los primeros no valía nada.
Por eso, es ahora cuando encargan a nuestro protagonista, a pesar de sus orígenes
plebeyos, la resolución de este terrible misterio. En efecto, el capitán Miguel
disfrutaba del reconocimiento de la nobleza por su demostrado valor en
importantes acciones en batallas, así como por su ingenio y capacidad para solventar situaciones difíciles.
¿Era
demencia aldeana o había algo de real en aquella historia? ¿Dónde había que
poner la raya que separaba la superstición de lo simplemente desconocido, lo
sobrenatural de lo fieramente humano, la fantasía de la realidad? El capitán Miguel deshará poco a poco estos
intrincados nudos.
Estamos
ante una novela histórica, ricamente documentada, magníficamente ambientada,
con realistas descripciones e hipnotizadoras secuencias de interiores,
talleres, plazas públicas, castillos o monterías. Y apoyada en una cuidada y
rítmica prosa: “Galopaba el capitán Miguel hacia Piedra de los Caballeros, el
rostro atribulado, el porte severo, el gesto cansado, el ánimo entero”.
En
fin, Martín Casariego nos regala una historia sencilla y misteriosa, terrible y
tierna, fantástica y cercana, leve e intensa; una aventura estremecedora y
trepidante.
(Publicado en Peonza Nº 116)
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