Nigel Warburton en el libro ya citado (Una pequeña
historia de la filosofía) añade otra propuesta provocadora que concibió
Judith Jarvis Thomson:
Una mujer que se quede embarazada a pesar de utilizar un
método anticonceptivo no tendría ninguna obligación moral de tener el bebé;
tenerlo sería un acto de caridad.
Hay un
famoso violinista que tiene un problema de hígado. Tú tienes su mismo grupo sanguíneo y vives muy cerca del hospital. Una mañana te despiertas y
descubres que mientras estabas durmiendo los médicos te han unido a ál para que
pueda utilizar uno de tus riñones.
En esta situación tú no tienes ninguna
obligación de permanecer unido a él, aunque sepas que si retiras los tubos él
morirá.
¿Se podría concluir que el feto, como el violinista, no tendrían derecho a utilizar el cuerpo de
otra persona sin el consentimiento de ésta?
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