
Editorial Lóguez. Salamanca, 2001
Es bien sabido que la poesía del cubano Nicolás Guillén es un festival para los sentidos. Sus imágenes visuales, olorosas, táctiles o gustativas, estallan en la mente y embargan el corazón del lector.
Por todo ello este libro es un compendio de emociones, ternura, alegría, sueño, sonoridad, canto, danza, juego, magia, humor y placidez; pero también es un grito de rabia contra la pobreza, la injusticia, la guerra, el dolor, la miseria o la discriminación.
Su escritura musical, plagada de reiteraciones, evocaciones ancestrales y viejas leyendas, conforman un ritmo irresistible y sugerente, que contribuye al hechizo de sus poemas.
Estamos hablando de un libro conmovedor que mueve a amar la poesía.
(PM) Publicado en Peonza nº 67
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