Dice Steven Johnson en Sistemas emergentes (O qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software, Turner, Madrid, 2004) que emergencia es lo que ocurre cuando un sistema de elementos relativamente simples, se organiza espontáneamente (sin leyes explícitas), hasta dar lugar a un comportamiento inteligente. Es decir miles de animales relativamente sencillos forman un cerebro compuesto capaz de tomar decisiones y de moverse como un único organismo.(Claro que el cerebro humano también es el resultado de la acción de millones de seres relativamente sencillos cada uno con una actividad muy local).
El autor aplica el concepto de inteligencia colectiva a la colonia de hormigas. Individualmente, cada una tiene escasa información: las feromonas. Ningún individuo tiene a su cargo una operación completa, solo tiene una información local, no puede considerar una acción global, sin embargo trabajan en conjunto de forma coordinada; es decir que no hay conexión entre la micro y la macroorganización, pero el resultado es un comportamiento global eficaz. Cada individuo toma decisiones de forma individual, pero el resultado global deviene en un comportamiento inteligente.
Por ejemplo, dice, si nos fijamos en la relación entre el abastecimiento de comida y el tamaño de la colonia, se observa que están regulando permanentemente el número de hormigas que buscan comida basándose en el tamaño de la colonia, la cantidad almacenada, la comida disponible en los alrededores e incluso la presencia de otras colonias en zonas vecinas. Sin embargo ninguna hormiga en particular puede percibir el sistema del hormiguero en su totalidad, ni distribuir el trabajo entre las demás. Ellas no controlan el tamaño del hormiguero, en cambio el tamaño afecta a lo que experimenta cada una.
Así una hormiga recolectora puede esperar encontrarse otras tres recolectoras por minuto, si encuentra más de tres puede tomar la decisión de volver al hormiguero a realizar otra función. Como la toma de decisiones es de miles de individuos, según la probabilidad matemática, por cada hormiga que sobrestima el número de recolectoras, hay una que lo subestima.
Vemos así que en una colonia suficientemente grande, se neutralizarían las que sobrestiman el número de individuos que se dedican a una función con las que subestiman esa misma cantidad. Y de este modo emerge un comportamiento global matemáticamente inteligente.
Cuanto más grande sea el hormiguero más razones hay para que el comportamiento colectivo resulte más eficaz. En cambio una colonia con pocos individuos está más expuesta a que la toma individual de decisiones resulte fatal para la comunidad.
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