Autor:
Vicente Blasco Ibáñez
Como
es sabido Blasco Ibáñez (Valencia 1867- Francia 1928), abogado y periodista,
tuvo una vida política muy turbulenta. Militante del partido republicano,
denunció la injusticia con un lenguaje brillante y colorista en sus numerosos
panfletos políticos, lo que le granjeó numerosos enemistades, procesos, arrestos
y exilios. Sus agresivos escritos se dirigieron contra el caciquismo y la corrupción de los políticos locales y
nacionales defendiendo abiertamente la revolución como remedio y alternativa.
En
1914 se estableció en París poniendo su talento de escritor al servicio de la
causa francesa en la Primera Guerra Mundial.
La
obra que aquí comentamos es una de las más ambiciosas de la literatura
española; vemos seriedad, profundidad trágica y compromiso social y político.
Fue publicada en París en 1916, es decir en pleno desarrollo de la Gran Guerra,
y en la obra se nos describe la influencia de esta en los diversos ambientes de
la sociedad parisina: la ilusión y la ciega alegría del inicio de hostilidades,
el terror que se vive en la retaguardia tras la primera derrota, la
incertidumbre de la población en las zonas ocupadas,…
La
novela fue escrita, en parte, como propaganda de las ideas de los aliados. De
hecho fue el propio presidente francés Poincaré, el que le animó a escribirla
al tiempo que le daba carta verde para que se pudiera mover libremente por las
líneas del frente de batalla y escribiera un libro “que sirviera a nuestra
causa”. Nunca negó eel autor que este libro fuera partidista; hombre
políticamente de izquierdas, aborrecía el militarismo prusiano, simplificando
la contienda como la guerra entre Alemania (la fuerza bruta, la reacción), frente
a Francia (la patria de los Derechos del Hombre, la Libertad y la Civilización).
En
esta novela Blasco Ibáñez nos muestra la Gran Guerra como la cabalgata de los
Cuatro Jinetes: la propia Guerra, la Peste, el Hambre y la Muerte según el
clásico grabado de Durero. El escritor ve en la amenaza de los Cuatro Jinetes un
fenómeno recurrente a lo largo de la Historia, porque como dirá uno de sus
personajes, “la bestia nunca muere, todo lo más se oculta durante un tiempo”.
Su
publicación tuvo un gran éxito en Francia y en Estados Unidos, en cuyos países
alcanzó una enorme popularidad.
Según
algunos críticos pudo contribuir en alguna medida a la intervención norteamericana
en la guerra, aunque esto ciertamente es mucho aventurar.
Lo
que sí es cierto fue el éxito imprevisto que este libro alcanzó en el mundo
occidental. En 1921 The Ilustrated London
News decía que éste era el más leído en el mundo después de la Biblia.
El
lector que se adentra en esta novela reconoce pronto la gran capacidad de
sugestión del autor, la fuerza de la descripción de las escenas, la
construcción psicológica de los personajes, el carácter épico del conjunto, y
en definitiva la conmoción general de una dramática etapa de la historia de
Europa.
No obstante ese mismo lector si quiere una mirada más crítica con todas las posiciones hará bien en leer también el magnífico cómic ¡Puta Guerra! cuyo comentario saldrá en esta misma página l día 8 de Noviembre.
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