Ilustraciones: Tino Gatagán
Editorial: Anaya. Madrid, 2006. 7,30 €
Imaginación, memoria y palabra, son los componentes de la materia prima que Luis Mateo Diez necesita para conseguir la ficción literaria. Y así, con más o menos dosis de una o de otra, nos presenta esta poética evocación de sus años de infancia y adolescencia, con sus amistades y sus complicidades.
Es la memoria recobrada de aquellos niños que jugaban a ser mayores en los duros años de posguerra de un valle leonés. Memoria en donde se reconoce lo que deja de ser un alegre recuerdo de infancia para convertirse en un presentimiento amargo. Y así el recuerdo de las aventuras que habían vivido con las lecturas de infancia; o las historias orales que escuchaban, llenas de luz y color, plenas de vida, se verán ensombrecidas con el trágico suceso que motiva el presento relato desde la madurez.
Por todo ello Lunas del Caribe es un relato breve pero de gran intensidad emotiva. Es Literatura en estado puro que se nutre de las fuentes de la memoria de la infancia para trascender a sentimientos y emociones más generales y hacer reflexiones en torno a esos recuerdos y los motivos por los que se acude a ellos.
Al final del relato se adjunta una entrevista con el autor en donde continúa con algunas reflexiones también apuntadas en el cuento. Por ejemplo, las consideraciones sobre la lectura, sobre aquellas lecturas de su infancia, sobre aquel amigo lector que tanto había vivido por haber leído tanto. El que más lee es el que más vive, porque es el que vive con más conocimiento de causa nos dirá el escritor. Siguiendo a Bataille o a Rilke ve en la Literatura el único camino para recuperar la infancia, la patria perdida del hombre.
Son destacables también las ilustraciones de Tino Gatagán que según afirma el propio autor establecen una intensa y misteriosa complicidad con el relato literario, enriqueciéndolo. (PM) Publicado en Peonza nº 77