martes, 25 de febrero de 2014

Picasso


Cuenta Estanislao Bachrach en Ágilmente (Editorial Conecta, Barcelona, 2013) que encontrándose Picasso en una exposición de su obra en París se le acercó un visitante y le preguntó el por qué no pintaba a las personas como se las veía. 

El pintor, sorprendido, le repreguntó sobre la forma en que se las veía a lo que el desconocido sacó de su bolsillo una cartera y dentro de ella una foto de su esposa que orgullosamente le mostró. 
Picasso la miró y dijo: “Es increíblemente pequeña, ¿no le parece? Y además, plana.” 

Es posible que el interlocutor se sintiera agraviado y podemos suponer que el pintor se empleara a fondo para convencerle de que el comentario que acababa de hacer no iba referido a su esposa, que no conocía, sino a la foto, que era lo único que tenía delante. 

Aparte de que no se podrían llevar personas en los bolsos; y mucho menos dentro de carteras. 

Ni la percepción de las cosas son las cosas, ni las cosas son lo que parecen. El cerebro simplifica las percepciones funcionando a menudo para ser más eficiente con lo que Walter Lippmann llamó "estereotipos". 
El propio Lippmann aseguraba que primero definimos los objetos o las personas y despues las vemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario