El Profesor Emilio Lledó tiene una relación privilegiada con Santander merced a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo ubicada en el palacio de la Magdalena. Sus cursos magistrales producen una entusiasta recepción en sus numerosos alumnos y es en este ámbito en el que hemos tenido la oportunidad de entrar en contacto con él. Miembro del Club Lector de Peonza desde 2002, en esta ocasión podemos contar también con sus siempre interesantes reflexiones sobre el leer y el pensar.
2) También ha manifestado en alguno de sus ensayos su
preocupación, su temor por la palabra
escrita. ¿Cuáles son, en su opinión, los peligros que la acechan?
La palabra hablada o escrita es la característica esencial de los seres
humanos. No creo que la acechen muchos peligros, si lo que hablamos o
escribimos brota del
ser que somos, de la palabra que somos. Sobre
todo si cultivamos ese don maravilloso de entender, de querer la verdad.
3) ¿Qué se debería hacer para que el panorama planteado
en las preguntas anteriores cambie? ¿Es Vd. optimista al respecto?
Creo que hay que fomentar la libertad, la verdadera libertad. Porque
hay una falsa libertad, la libertad como "palabra hecha", como frase
gastada, como concepto manipulado. Me ha sorprendido, una vez más, la utilización
del eslogan "libertad de enseñanza" que se ha visto en la
manifestación de obispos, políticos, ciudadanos del 12 de noviembre. Me
gustaría saber, de verdad, qué piensan bajo la palabra libertad. ¿Qué es lo que realmente quieren
o pretenden? Ese eslogan de la libertad, sí que habría tenido sentido en el
franquismo; pero parece ser que el dominio de la dictadura del
"nacional-catolicismo", les gustaba a los padres o a los abuelos de
los que, precisamente ahora, se desgañitan proclamándola. Es curioso que países
como Francia o Alemania, con una magnífica enseñanza pública no estén
preocupados por salir a la calle con sus obispos al frente reclamando libertad
de enseñanza. Entristece esta "catolización" y este más o menos
larvado fundamentalismo. De todas formas, hay que permanecer optimistas. Lo
malo es que con esas mentes es imposible dialogar. Muchas de ellas, con todos
los respetos, defienden intereses, parcelas de poder sobre las conciencias.
Poder mental y poder económico. Por supuesto que hay que pensar que buena parte
de esos manifestantes son, digamos, inocentes de las manipulaciones mentales
que pueden haber sufrido a lo largo de su "educación". Su indefensión
es consecuencia de la ignorancia y de la cantidad de frases hechas con que se
les ha condicionado.
4) ¿Qué papel puede jugar la lectura en este proceso?
¿Cómo ve el estado de la lectura en España?
La lectura, el fomento "amoroso" de la lectura, de los libros
que dan libertad, que enseñan libertad para poder pensar, es una manera de
escapar del imperio del fanatismo religioso, político, ideológico. Y también
una liberación del dominio de las imágenes que, con la televisión, constituyen
buena parte de la educación. El mundo de las imágenes, a través de los modernos
medios de comunicación que, no tienen, en principio, que ser perniciosos para
la formación y felicidad de los ciudadanos, se puede convertir en una fuente de
ofuscación para ver la realidad, en una falsificación. El insistente
chisporroteo televisivo puede lesionar la fluidez y "continuidad" que
la lectura y el pensamiento requiere. La "cultura" del leer, de
imaginar libremente, de cuidar el pensamiento abstracto (logro supremo del ser humano) ha de venir de
la escuela, por el "medio de comunicación" de los profesores que
sientan la excepcional importancia de la educación, y que sean capaces (porque
así lo sientan ellos mismos), de inspirar, de transmitir amor por la lectura.
5) En todas las etapas históricas ha habido una
preocupación por la juventud como corte o ruptura generacional que menosprecia
los valores culturales tradicionales exhibiendo otros que a los adultos les
parecen menos aceptables. Esta es la crítica que se hace a los que son críticos
con algunas de las derivas de los jóvenes actuales. ¿Cree Vd. comparable la
preocupación de los antiguos griegos con respecto a aquella juventud y la preocupación actual de las generaciones adultas con la
juventud de hoy?
En la cultura griega hubo una gran preocupación por la
"pedagogía" que es, como sabemos, una palabra griega, un invento
griego. El invento sin el cual no es posible la democracia. Pedagogía
significaba "llevar a los niños", llevarlos a la enseñanza, hacerlos
ciudadanos, hacerlos seres vivos. En la educación griega lucharon, por así
decirlo, los valores tradicionales de la sociedad aristocrática con los de la
incipiente sociedad democrática. La extraordinaria creatividad de esta cultura
que inventó (son nombre griegos) la física, la política, la filosofía, la
ética, la retórica, la poética, la historia, la lógica, la democracia, etc. y
que creó ese prodigio de humanismo y de humanidad como la escultura de Fidias,
de Praxiteles, de Kresilas, fue fruto de esa incesante lucha por la libertad de
pensar, de decir la verdad, de sentir la belleza, percibir la bondad como una
característica de un ser humano superior y ejemplar. Los ciudadanos de nuestro
tiempo que, en buena parte vienen de esa cultura, abotargados de informaciones
muchas veces deformantes, tienen que recuperar algunos de los más elementales y
más estimulantes valores: la importancia fundamental de la palabra; el sentido
de la búsqueda de la verdad, de la bondad, de la belleza, de la justicia, de la
amistad con el mundo y con los otros. Estos conceptos generales tienen que
concretarse en Instituciones y en una educación que los posibilite y los
cultive. De lo contrario quedarían en el cielo impreciso y falsamente
consolador de los buenos deseos. Si los padres, los educadores, los políticos
son incapaces de fomentar esos valores es que se ha perdido el interés por ellos
o, incluso, que ya ni siquiera saben que existen. Eso sería, por mucha
tecnología que tengamos y por muchas videoconsolas que compremos, una vuelta a
la animalidad, a la caverna, a la miseria.
6) ¿Qué papel cree que deben jugar las instituciones
políticas en el fomento de la lectura entre niños y jóvenes y qué instituciones deben implicarse en esta
labor?
Debe ser una cuestión central de un partido político al que, de verdad,
le importe el progreso de la sociedad, más que el provecho de una determinada
clase de política que pudiera incurrir en la monstruosidad de protegerse a sí
misma, a sus ocios, a sus amigantes, a sus amigoides. Una sociedad sana y no
estupidizada ha de procurar que semejantes políticos no lleguen jamás al poder.
La institución que debe empeñarse en la formación de ciudadanos libres es, sin
duda, la enseñanza pública. Una enseñanza pública bien protegida
económicamente, bien organizada y programada para el cultivo de la sensibilidad
y la inteligencia. La enseñanza privada y concertada, en muchos casos, es o
puede ser, con todos los respetos, una fuente de desigualdad, de elitismo
fundado en aquello que no crea, en principio, "elites" intelectuales
o morales, en el dinero y en la discriminación por razones económicas.
7) Como gran conocedor de Alemania y de sus
instituciones culturales. ¿qué interpretación hace del hecho de que la sociedad culta y lectora alemana fuera
la que aupara la ascensión de Hitler al poder y asumiera su política?
Es para mi un misterio, a pesar de los muchos años pasados en Alemania,
cómo fue posible esa incultura, con un excelente sistema de enseñanza pública
con la que no ha podido competir la privada, con magníficas Universidades.
Tengo, por supuesto, mi opinión sobre
ello: pero necesitaría más espacio que el de esta entrevista y no me
atrevo, ahora, a improvisar y sintetizar tan interesante y tan difícil
problema.
8) ¿De qué manera la sensibilidad cultural puede
contribuir a conformar una sociedad más democrática?
No puede existir una sociedad democrática (palabra griega también, como
oligarquía, tiranía, demagogia) sin el interés, me atrevería a decir, la pasión
por la cultura que crea vida, que da vida en todos sus sentidos.
9) ¿De qué libros de su infancia y adolescencia tiene
un recuerdo especial?
Del "Diccionario General Etimológico de la Lengua Española"
de Roque Barcia, en cinco volúmenes que me regaló un soldado de las Brigada
Internacionales, en Vicálvaro, durante la Guerra Civil y que me llegó a
divertir como aquellos tebeos que, con nueve o diez años, yo mismo me dibujaba.
Bibliografía
Emilio Lledó nació en Sevilla en 1929. En 1933 se trasladó
con su familia a Madrid donde cursó el Bachillerato e inició estudios
universitarios de Filosofía y Derecho, aunque después abandonó la carrera de
Derecho para dedicarse a la Filosofía, especialidad en la que se licenció en
1952.
A continuación marchó a Alemania para preparar el doctorado
en la Universidad de Heidelberg. Tras venir, en 1955, a España a defender
su tesis doctoral en la Universidad de Madrid volvió a la Universidad de
Heildelberg donde trabajó como profesor asistente hasta 1962.
A su regreso a España ejerció como catedrático de instituto
en Valladolid. Después fue catedrático en la Universidad de la Laguna
(Tenerife), Universidad de Barcelona y la UNED, donde ocupó el cargo de
vicerrector.
En 1988 fue elegido miembro vitalicio del Instituto para
Estudios Avanzados de Berlín y es miembro de la Real Academia de la Lengua
Española desde 1993. En 2004 presidió el Consejo de notables para la Reforma de
los medios de comunicación públicos.
Entre sus numerosas obras
publicadas figuran:
Filosofía y Lenguaje (1970). Lenguaje e Historia (1978). El silencio de la
escritura. Editorial Espasa Calpe. Madrid,1998. La Memoria del Logos.
Editorial Taurus. Madrid, 1996. El surco del tiempo (1992). Memoria
de la Ética. Editorial Taurus. Madrid,1994. Días y libros (1995). Imágenes
y palabras (1998). Del pensar y su memoria (Uned, 2004) y Elogio
de la infelicidad. Editorial Cuatro Ediciones. Valladolid 2005.
Emilio Lledó se ha hecho acreedor de numerosos premios
y reconocimientos entre los que podemos citar:
1987 Finalista premio Príncipe de Asturias de Comunicación
y Humanidades.
1987 Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el ´Sabio
1990 Premio Alexander von Humboldt, concedido por el
Gobierno alemán.
1992 Premio Nacional de Ensayo por la obra "El
silencio de la escritura".
2003 Es nombrado Hijo predilecto de Andalucía.
2004 Premio Menéndez Pelayo otorgado por la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo.
(Entrevista publicada en Peonza nº 77, junio de 2006)
(Entrevista publicada en Peonza nº 77, junio de 2006)
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