martes, 27 de diciembre de 2016

A CHINA EN BICICLETA

 Autor: Gabriel Pernau
Ediciones B, Barcelona 1998
El autor, un lector de los grandes viajeros como Manuel Leguineche, Vital Alsar, Edmund Hillary, o Marco Polo  decide de pronto emular a estos personajes preparando un viaje a China en bicicleta. Con un atlas traza el itinerario a seguir evitando las zonas más desérticas y montañosas y se da cuenta que sin pretenderlo coincide casi exactamente con la ruta de la seda. Eso implicaba pasar por ocho países algunos de los cuales solo tenemos referencias de ellos muy de tarde en tarde en algún raro documental de tve-2 (Georgia, Azerbaiyán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kirguizistán-Kazajstán).

El libro que comentamos no es pues una guía turística, sino la transcripción del cuaderno de viaje de un periodista que va a pasar cuatro meses subido a una bicicleta mientras atraviesa el continente asiático. Experiencia apasionante y llena de emociones, sorpresas, dificultades, encuentros desconcertantes, gentes extrañas, paisajes inhóspitos o acogedores, condiciones climáticas adversas o agradables, noches en tienda de campaña a cielo abierto o en hoteles de dudosa comodidad, en definitiva la aventura en estado puro.   

Los jóvenes a partir de los 15 años pueden encontrar en este libro un buen aliciente para lanzarse a la aventura del viaje con poco dinero pero rico en experiencias. Leer el libro ya es en sí un buen viaje. (P.M.) Publicado en el Diario Montañés.

martes, 20 de diciembre de 2016

Viaje al Centro de la Tierra

Autor: Julio Verne
Ilustrador: Riou
Editorial: Anaya. Madrid, 1982

Julio Verne vive en pleno euforia cientificista, (entusiasmo público por la ciencia la ingeniería y la exploración científica en la Francia de mediados del siglo XIX) y esta corriente también queda reflejada en parte de su bibliografía. Hay que añadir que en estos mismos años (1850 a 1870) las publicaciones periódicas propagaban relatos de extraños y exóticos descubrimientos en Africa que eran consumidos con avidez por sus lectores; de esta forma se seguía de cerca las aventuras de los intrépidos exploradores del vasto y entonces misterioso continente.

Nuestro autor se apoyó en este ambiente para escribir en 1864, Viaje al Centro de la Tierra un relato que será de los que más perduren entre las más de 60 novelas del escritor francés; también se inspiró en el creciente interés público por la geología, la paleontología y las teorías enfrentadas de la evolución que nuestro autor demuestra conocer perfectamente.

Narrada en primera persona, por el joven protagonista Axel, esta novela mantiene un adecuado equilibrio entre las detalladas observaciones científicas de su tío el profesor Lidenbrock, y los ensueños poéticos del propio Axel mientras descienden a las entrañas de la Tierra y descubren un mundo subterráneo y prehistórico. 
A la desbordante fantasía de algunos de los pasajes de Viaje al Centro de la Tierra, hay que añadir la detallada meticulosidad y exactitud descriptiva de los fenómenos presentados, lo que otorga a la obra una extraordinaria verosimilitud y un gran atractivo.

Aquellos que mantienen una inquietud científica, o que deseen cultivar intereses científicos harán bien en acudir a obras como ésta, en donde conviven la literatura fantástica con la divulgación científica de la mano de una brillante mente humana.  Publicado en El Diario Montañés.

martes, 6 de diciembre de 2016

Bajo la fría luz de octubre

Autor: Eloy M. Cebrián
Editorial Alfaguara. Madrid, 2003.

El pasado, como todo tiempo histórico se nos presenta inmodificable, pero si se trata de un pasado reciente suele mostrarse entreverado de brumas, mitos y versiones particulares, cuando no partidarias. Estas variaciones, o desviaciones, se agudizan cuando el período en cuestión está marcado por graves crisis y convulsiones sociales. La historia oral de los que vivieron aquellos tiempos de desgracia y horror, contribuye a mantener esa multiplicidad de perspectivas. Solo la historia como disciplina puede ofrecer un mayor grado de acercamiento objetivo a los diversos aconteceres de las sociedades pasadas.

Sin embargo es posible que la frecuencia de relatos literarios que traten y reflejen esos  períodos convulsos, contribuya a incorporar al imaginario colectivo una memoria dura y triste ciertamente, pero también liberadora de tensiones, emotiva y favorecedora de procesos madurativos; en definitiva una memoria necesaria.

Algo de todo ello hay en la novela que aquí comentamos y que tiene como marco histórico el período más trágico de la España del siglo XX. En efecto la protagonista de nuestra historia despierta a la adolescencia durante la II República española, asiste lejanamente a la evolución de ésta y a sus principales acontecimientos, percibe algo más próxima la guerra desde una ciudad de provincias cercana a Madrid y sufrirá personal y familiarmente los efectos de la postguerra desde la perspectiva de los perdedores. Su transición desde la adolescencia a la vida adulta coincide con el peor de los tiempos de un país que agoniza de manera dolorosa. El horror que empezó siendo un rumor lejano, un ruido de fondo, pero que no cesaba, terminó cercándola lentamente hasta rodearla por completo.

Narrada en primera persona, la lectura de esta novela hace que vayamos adentrándonos de manera gradual hasta el corazón de la tragedia al mismo ritmo que lo hace la protagonista en su peripecia vital trascendente, participando con ella de la ternura, la inocencia, las ilusiones y las esperanzas, pero también de la fiereza, la crueldad, la decepción y la derrota.

Estamos pues ante una historia conmovedora e intimista, que invita a la reflexión y favorece la madurez. Escrita con un estilo directo, sencillo y sereno, la obra que estamos comentando no deja indiferente a quien sale de su lectura. No en vano ha sido Premio Jaén de Narrativa Infantil y Juvenil. 

martes, 29 de noviembre de 2016

La incertidumbre de los recuerdos

Recojo esta experimento del libro Capitalismo canalla de César Rendueles (Seix Barral, 2015). 
En los años noventa del s. XX la psicóloga Elizabeth Loftus diseñó un experimento que demostró la posibilidad de implantar recuerdos falsos en personas adultas sin recurrir a ninguna técnica agresiva de lavado de cerebro. 

Loftus seleccionó a veinticuatro personas y les entregó un  informe en el que se relataban sucintamente cuatro recuerdos de infancia: tres de ellos (obtenidos por la complicidad de sus familiares) eran verdaderos  mientras que el cuarto nunca había tenido lugar (se les “recordaba” que se habían perdido de niños en un centro comercial). Loftus les pidió que dijeran si se acordaban o no de cada uno de los cuatro episodios y que hablaran sobre lo ocurrido. 
Lo sorprendente no fue tanto que el veinticinco por ciento aseguraran que el recuerdo falso había sucedido, sino que añadieron todo tipo de detalles al tiempo que lo relataron con verdadera emoción. ¡Estaban convencidos de su veracidad!

Quizás necesitemos inventar los recuerdos; cumplirían así la misma función que los principios para Groucho Marx: "Si a usted no le gustan se los cambio por otros."

martes, 22 de noviembre de 2016

Cuentos y leyendas del nacimiento de Roma



Autor: François Sauterau
Traducción: María Durante
Editorial: Anaya, Madrid, 2002. 5,80 €

Como es sabido los pueblos elaboran mitos para explicar las interrogantes y cuestiones que intrigan e inquietan al ser humano cuando no pueden acudir a explicaciones racionales. También es conocido que los griegos desarrollaron una de las más ricas mitologías y que, como pueblo fundador de la cultura de occidente, esta literatura tuvo una gran influencia en todas las manifestaciones culturales posteriores. 
Roma injertó sus leyendas en las griegas (Eneas era un príncipe troyano que como Ulises tendrá que realizar un periplo sembrado de peligros por el Mediterráneo;  pero a diferencia de éste, Eneas no regresa a su casa, sino que se instala en nueva tierra y fundará una nueva patria). Más pragmáticos que los griegos, los romanos pretendían explicar al mundo que su ciudad estaba marcada desde el nacimiento por acontecimientos extraordinarios que anunciaban su prestigioso porvenir. El mensaje era claro, la ciudad del Tiber estaba predestinada y contaba con la protección de los dioses; los pueblos conquistados tenían que convencerse de su supremacía no sólo militar y económica sino también cultural y religiosa.

Esto es lo que podemos detectar en la adaptación que ahora presentamos y que se refiere a la leyenda de Rómulo y Remo, hijos de una joven seducida por Marte (el dios de la guerra) y que cuentan con la complicidad divina para llevar a cabo un verdadero derroche de generosidad, audacia y temeridad necesarias para realizar unas proezas ejemplares.
El libro abre nuevas perspectivas al joven lector y se convierte en una sugerente invitación a adentrarse en el mundo clásico griego y romano.
(P.M) Publicado en Peonza

martes, 15 de noviembre de 2016

Manipulaciones de la historia (El Caso de Casas Viejas)

La historia nos dice que dos años después de proclamada la II República, es decir en 1933, hubo una sublevación anarquista en  Casas Viejas un pueblecito de Cádiz. Guardias de Asalto al mando del capitán Manuel Rojas sofocaron la rebelión y arrasaron las casas del pueblo en donde se habían refugiado los últimos resistentes. Las órdenes habían sido cumplidas. Sin embargo a la mañana siguiente, antes de emprender el regreso a su acuartelamiento el capitán decidió dar un escarmiento general. Mandó que se fuera casa por casa y se detuviera a todos los varones, los llevó a la casa todavía humeante del Seisdedos, presunto cabecillo de la revuelta, y en el corral que había ante ella dio orden de fusilarlos a todos. El médico certificó que habían muerto en combate y el delegado del gobierno felicitó a Manuel Rojas.    

Este fue el comienzo del fin de Manuel Azaña según José Luis García Martín en el libro Lecturas buenas y malas (Editorial Renacimiento, Sevilla,2014). A partir de aquí periodistas afines al anarquismo (Eduardo de Guzmán, Ramón J. Sender) difundieron lo que allí había ocurrido y la derecha interpeló a Azaña Presidente del Consejo de Ministros en el Parlamento. Ausente el ministro de Gobernación, Casares Quiroga,  Azaña pidió información al subsecretario. Con los informes oficiales que recibió elaboró una respuesta ambigua y se negó a crear una comisión de investigación:”En Casas Viejas no ha ocurrido, que sepamos, sino lo que tenía que ocurrir”. Pronto se dio cuenta de que había ocurrido algo más “de lo que tenía que ocurrir” por lo que envió a un magistrado del Supremo. Y así logró que en 1934 se juzgara en Cádiz al responsable de aquella barbarie.

Sin embargo, este juicio fue aprovechado por la prensa de derechas y de la izquierda radical para arremeter contra Azaña considerándole un gobernante cruel que no dudaba en ordenar que se dispararan “tiros a la barriga” contra los pobres campesinos. Quedó esta leyenda y pocos se enteraron de lo que en realidad pasó en Casa Viejas y de lo que en verdad pasó en el juicio. 
Los diarios robados de Azaña y aparecidos en 1996 ya hablaban de su grave desinformación inicial. Los sumarios de los dos juicios que se celebraron sobre el caso se han revelado recientemente abundando en la misma idea. El análisis de todo ello para destruir una insidia y restablecer una verdad la hace Tano Ramos en El caso de Casas Viejas (Tusquets, Barcelona, 2012).

Interesante el origen de la frase “tiros a la barriga”. La utilizó Bartolomé Barba Hernández del Estado Mayor llamado a declarar por la defensa del Capitán Rojas.  Relató que esa fue la orden verbal que le dió Azaña cuando en 1933 ante los posibles ataques a los cuarteles de Madrid, le dijo “nada de detenidos, tiros a la barriga”. Nadie más escuchó esa frase, tampoco nunca la transmitió el citado mando, y de hecho no se cumplió ya que sí hubo prisioneros y heridos que se atendieron en el Hospital de Carabanchel. Además esto se refería a los posibles altercados de Madrid que nada tenían que ver los sucesos de Casas Viejas.  

Nada de esto importó a la prensa de derechas, que fue lo único que subrayó del juicio. El poder de la prensa convertía el caso de Casas Viejas en certero proyectil contra el político que mejor encarnaba a la República. Azaña, más que verdugo fue una víctima más de Casas Viejas; y la República también.

martes, 8 de noviembre de 2016

¡Puta Guerra!

Autor: Jacques Tadi  
Documentalista: Jean-Pierre Verney
Editorial: Norma, Barcelona, 2010

Cuando los poderes que deciden entrar en una guerra se conjuran cada uno por su lado en combatir hasta la victoria decisiva, el resultado es una hecatombe, una gran calamidad, un cataclismo producido por la política deliberada de los gobernantes, una catástrofe de dimensiones gigantescas por ambos lados. Si además, en cada grupo de aliados se alimenta la esperanza de contar con el concurso de nuevos países que se vayan sumando a su causa la continuación de la carnicería estará asegurada y por muy escandalosa que ésta sea tendrá su justificación y su sentido. El juego era un póquer macabro en el que para mantenerse en la partida había que estar dispuesto a poner más muertos que el contrincante sobre la mesa. Ese fue el juego en el que se vieron inmersos los soldados de la Primer Gran Guerra, evento que cuando se inició se pensó que sería una cuestión de meses, poco a poco se fue convirtiendo en una guerra europea y terminó en una guerra mundial; acontecimiento incómodo desde cualquier ideología. Esa es la sensación que deja entrever el guión de esta novela gráfica.  
 La locura además es que fue una guerra deseada en muchos aspectos y por ambas partes. El espíritu militar se había apoderado de gran parte de la sociedad, las exhibiciones militares formaban parte de la vida pública y privada y el idealismo patriota era ya una fuerza avasalladora. (Los gobernantes se sintieron muy presionados para actuar como lo hicieron. Según el historiador Chistopher Clark)


La flamante civilización europea se doblega ante los antagonismos nacionales. Las opiniones públicas se exacerban. Los individuos quedan empequeñecidos ante los mecanismos implacables de las alianzas militares. Generales idolatrados por la prensa y venerados por la población.
Esta propuesta denuncia también cómo unos cuantos juegan con el destino de millones de hombres; y así a partir del 30 de julio, unos entusiasmados, otros maldiciendo, otros por disciplina, más de diez millones de hombres son llamados a filas.
Se plasman combates violentos, inciertos pero siempre sangrientos; al principio los franceses llevan uniformes impropios de la estación veraniega, denunciando así la ineptitud de los mandos.
Desfilan cientos, miles, cientos de miles de soldados (800.000 alemanes contra 800.000 franceses y 60.000 ingleses) en una inmensa confrontación violenta y mortífera. Se suceden los reclutamientos de gente corriente para sumar efectivos a los ejércitos profesionales: campesinos, artesanos, obreros, desempleados, buhoneros, tenderos, comerciantes, carniceros, oficinistas, maestros, banqueros, estudiantes, ponen más carne en el asador. Demasiados soldados para que la guerra acabe pronto; los ejércitos se desangran, (los soldados mueren como reses dirá el poeta inglés Wilfred Owen) pero hay mucha vida en exposición por ambos contendientes para que termine la contienda pronto como en un principio se pensó. Podía seguir derramándose todavía mucha más sangre, y se haría; el número de bajas podía ser inmenso; y lo fue. Con la aparición de las trincheras aumentan las heridas en la cabeza. El problema en una economía de guerra era si las fábricas y el hierro se empleaban en hacer obuses o en hacer cascos protectores.
Se improvisan hospitales y personal para gestionar los espantosos sufrimientos de tantos cuerpos mutilados, malheridos o desahuciados.  Y los combates continúan. 
En la retaguardia francesa la economía funciona con el esfuerzo de mujeres, ancianos y niños.
Con la nueva estación los soldados se enfrentan ahora también al frío, a la lluvia y posteriormente a la nieve invernal. Y esto no estaba previsto por lo que hay improvisar ropas. Con el invierno se entierran definitivamente las ilusiones y certidumbres populares de victoria rápida. La guerra se estanca y prolonga en las trincheras mientras los nervios de los soldados se hacen trizas. En pocos meses se ha pasado del idealismo encendido a la decepción, del fervor patriótico a la acumulación de brutales y traumáticas experiencias.

Continúa la guerra, continúa ensangrentándose la tierra y se multiplican los cementerios que jalonan la línea de fuego. La población nada sabe de esa abundancia de cruces: la censura amordaza a la prensa, se nos dice en una viñeta.

Los descubrimientos científicos e industriales se aplican a la lógica bélica de matar (gas tóxico, líquidos incendiarios arrojados por lanzallamas, morteros, coches blindados)…  Se trataba de formas de destrucción humana desconocidas hasta entonces,...todo ello aumentará el tormento, el drama, la angustia, el desgarro, la masacre, el lado más cruel e inhumano de aquel brutal infierno, la guerra. Algunos soldados se rinden, otros desertan,  otros se automutilan, otros se suicidan; los consejos de guerra se suceden.
Las trincheras son inmundas, fangosas, fétidas; la artillería enemiga se ceba con esos lugares causando innumerables bajas al tiempo que minan la moral. Y todo ello se plasma en magníficas viñetas. A veces papilla humana formada por la mezcla de agua, barro, botas, ropas y cadáveres. Atrocidad tras atrocidad.
Y lo más desolador,  que tras 29 meses de guerra a finales de 1916 los frentes apenas habían cambiado.

Empiezan los casos de desobediencia militar colectiva o de abandono del puesto, las insubordinaciones se propagan por todo el frente, actos de indisciplina militar que alarmaron a las autoridades.  Traiciones, deserciones,  espionaje,  manifestaciones contra la guerra en retaguardia, en las ciudades. Los motines se propagan y el pánico se apodera del gobierno. Los soldados ciudadanos se niegan a ser exclusivamente carne de cañón.  
Se acusa al pacifismo de algunos profesores, a la propaganda sindicalista, a una cierta prensa, pero la realidad es que se ha exigido demasiado de los hombres. Se ha llegado a un punto en el que los soldados temen más a sus propios mandos que al enemigo. No era para menos si juzgamos el absoluto desprecio por la vida de sus soldados.
Petain castiga pero busca soluciones y poco a poco se restablece la confianza.

Finalmente los alemanes se rinden. Habían sido 1561 días de angustia: los alegres clarines que en 1914 convocaban a la defensa de la nación eran sustituidos en 1919 por las fúnebres campanas que doblaban por los diez millones de muertos.

Nueve millones de combatientes muertos, trece millones de civiles muertos, veintiún millones de soldados heridos. Cuatro años de matanza.  Estas cifras aterradoras inmunizan la conciencia de quien las recibe cuando son repetidas una y otra vez. Se reduce la Gran Guerra a una estadística fría y distante. Pero cuando el relato nos pone cara y sentimientos a un puñado de esas víctimas nos conmovemos. Cuando el dibujante reproduce las caras rotas, los muñones ensangrentados, las condiciones infrahumanas de las trincheras compartidas con las ratas, ateridos de frío en invierno, asfixiados de calor en verano,  enfangados en el barro la mayor parte del año, la muerte rondando por doquier, el miedo atenazando a los combatientes…   el lector se estremece, se horroriza, se revuelve, se conciencia, se rebela contra todas la guerras.

Las viñetas son como pinceladas que subrayan las angustias personales de un puñado de protagonistas con nombre propio. No trata la guerra en masa donde el individuo se pierde en el anonimato de los ejércitos, sino desde la angustia del campesino, o del obrero, padre, novio o hijo que se ha visto arrebatado de su humilde vida rutinaria para formar parte de ese monstruoso engranaje que sirve a las necesidades que reclama la batalla. Desfilan tipos andrajosos, embarrados, malolientes, helados de frío, sin equipos apropiados, soterrados en sus madrigueras que se preguntan cuándo acabará toda aquella locura.
Las viñetas transmiten una enorme fuerza emocional devastadora. Demoledora.
Es la mejor propuesta para entender lo que ocurrió en las trincheras de la Gran Guerra.
En el primer año de guerra (1914) las viñetas aparecen con alegres colores azules, rojos, verdes y amarillos. A medida que se va recrudeciendo el combate y que las esperanzas de  una victoria rápida se van desvaneciendo (1915) comienzan a predominar los colores sobrios grises y negros, reducidas gamas de un azul o un verde agrisasdos y el rojo para la sangre. Sólo se recuperan los colores naturales cuando lo exigen las banderas. Transmiten la atmósfera de terror en las trincheras y de horror en los campos de cadáveres o de cruces.

Paisajes infernales que no cesan de rugir, de gemir y de estremecerse. Pueblos incendiados, montañas de cadáveres, columnas de inocentes refugiados huyendo de sus raíces, Testigos de las miserias inhumanas, de los combates sangrientos, de horrores inéditos hasta entonces. El punto de vista de los combatientes de a pie. Desfiles de mutilados de todo tipo y condición, de hombres horriblemente desfigurados, de huérfanos y de viudas.  Crecen los proveedores de prótesis.

No dibuja una guerra en blanco y negro porque tampoco es una historia de buenos y malos, sino una cuestión de víctimas y culpables. Las víctimas son los que están en el campo de batalla o los expulsados de los pueblos ocupados, los responsables son los políticos y militares que han llegado a esta situación. El color que predomina es el gris y sus variedades azuladas o verdosas. Las gotas de sangre son a veces el único color de una viñeta en  tono gris verdoso; otras veces son las insignias de un general los únicos destellos de color, o la cruz roja de los brazaletes de los enfermeros y de los camiones cargados de heridos.

Abunda en detalles que no se abordan en los tratados de historia pero que hacen la historia más cercana, más vívida, también más cinematográfica. Es una forma de acercar estos dramas a los jóvenes de hoy, ayudándoles a diferenciar la Primera de la Segunda guerra Mundial.
Obra intensa y apasionada, envolvente; sobrecogedora, devastadora. Que nos arrastra a la esencia de la guerra y la experiencia vívida del combate.
Los protagonistas son las víctimas que son homenajeadas por el dibujante, sensibilizado por la historia personal de su abuelo víctima de la Primera Guerra Mundial y su padre víctima de la Segunda.

Más que un álbum sobre la guerra, éste es un álbum sobre la destrucción del individuo por la guerra, sobre el sinsentido de la guerra desde sus víctimas en el frente, sobre el sufrimiento, la angustia y la desesperanza de los pobres infelices que se han visto arrollados por las ambiciones políticas, la incompetencia militar y la oleada patriótica.
Apela a las emociones, al dolor, a la indignación, a la piedad.

Comprometido con la memoria histórica de su país y de su familia, aborda la violencia de la guerra profundizando en aspectos de fundamentales de las realidades humanas más atroces; aporta así importantes matices a la mirada histórica. También busca rehabilitar a quienes fueron fusilados por rebelarse ante la desastrosa ofensiva de un inepto general.
Voluntad de transmitir memorias con vocación pedagógica, con un realismo estremecedor. Enorme capacidad y destreza para plasmar situaciones verosímiles de un gran dramatismo. Incluso los historiadores admiten el rigor y la precisión.
Joya del antimilitarismo. Radicalmente pacifista.

A continuación del relato ilustrado, el investigador y documentalista Jean-Pierre Verney firma un Dossier sintético pero bien documentado del desarrollo de los acontecimientos desde 1914 hasta 1019. Se aborda con desenfado, agilidad y amplia información, a veces de detalles que no se recogen en los manuales de Historia, pero que añaden un vivo interés al contenido que se transmite.

martes, 1 de noviembre de 2016

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis

Autor: Vicente Blasco Ibáñez
Editorial: Alianza, Madrid, 2011

Como es sabido Blasco Ibáñez (Valencia 1867- Francia 1928), abogado y periodista, tuvo una vida política muy turbulenta. Militante del partido republicano, denunció la injusticia con un lenguaje brillante y colorista en sus numerosos panfletos políticos, lo que le granjeó numerosos enemistades, procesos, arrestos y exilios. Sus agresivos escritos se dirigieron contra el caciquismo y  la corrupción de los políticos locales y nacionales defendiendo abiertamente la revolución como remedio y alternativa.
En 1914 se estableció en París poniendo su talento de escritor al servicio de la causa francesa en la Primera Guerra Mundial.
La obra que aquí comentamos es una de las más ambiciosas de la literatura española; vemos seriedad, profundidad trágica y compromiso social y político. Fue publicada en París en 1916, es decir en pleno desarrollo de la Gran Guerra, y en la obra se nos describe la influencia de esta en los diversos ambientes de la sociedad parisina: la ilusión y la ciega alegría del inicio de hostilidades, el terror que se vive en la retaguardia tras la primera derrota, la incertidumbre de la población en las zonas ocupadas,…

La novela fue escrita, en parte, como propaganda de las ideas de los aliados. De hecho fue el propio presidente francés Poincaré, el que le animó a escribirla al tiempo que le daba carta verde para que se pudiera mover libremente por las líneas del frente de batalla y escribiera un libro “que sirviera a nuestra causa”. Nunca negó eel autor que este libro fuera partidista; hombre políticamente de izquierdas, aborrecía el militarismo prusiano, simplificando la contienda como la guerra entre Alemania (la fuerza bruta, la reacción), frente a Francia (la patria de los Derechos del Hombre, la Libertad y la Civilización).
En esta novela Blasco Ibáñez nos muestra la Gran Guerra como la cabalgata de los Cuatro Jinetes: la propia Guerra, la Peste, el Hambre y la Muerte según el clásico grabado de Durero. El escritor ve en la amenaza de los Cuatro Jinetes un fenómeno recurrente a lo largo de la Historia, porque como dirá uno de sus personajes, “la bestia nunca muere, todo lo más se oculta durante un tiempo”.  

Su publicación tuvo un gran éxito en Francia y en Estados Unidos, en cuyos países alcanzó una enorme popularidad.
Según algunos críticos pudo contribuir en alguna medida a la intervención norteamericana en la guerra, aunque esto ciertamente es mucho aventurar.
Lo que sí es cierto fue el éxito imprevisto que este libro alcanzó en el mundo occidental. En 1921 The Ilustrated London News decía que éste era el más leído en el mundo después de la Biblia.


El lector que se adentra en esta novela reconoce pronto la gran capacidad de sugestión del autor, la fuerza de la descripción de las escenas, la construcción psicológica de los personajes, el carácter épico del conjunto, y en definitiva la conmoción general de una dramática etapa de la historia de Europa.
No obstante ese mismo lector si quiere una mirada más crítica con todas las posiciones hará bien en leer también el magnífico cómic ¡Puta Guerra! cuyo comentario  saldrá en esta misma página l día 8 de Noviembre.

martes, 25 de octubre de 2016

¡Crear o morir! Cómo reinventarnos y progresar en la era de la innovación

Autor: Andrés Oppenheimer
Editorial: Debate, Barcelona, 2014

Andrés Oppenheimer, periodista y escritor nacido en Buenso Aires, está considerado como uno de los 50 intelectuales latinoamericanos más influyentes según la revista Foreign Policy. Editor y columnista de The Miami Herald es también presentador en la CNN y el Foro TV. 
Este, el último de sus numerosos libros, es un ensayo  sobre la prosperidad de los países en el siglo XXI. Afirma que ésta depende cada vez menos de sus recursos naturales y cada vez más de sus sistemas educativos, sus científicos y sus innovadores. Y lo ilustra, un programa de computación exitoso, un nuevo medicamento o un diseño de ropa novedoso valen más que toneladas de materias primas. Luxemburgo o Singapur superan en todo a Arabia Saudí, Rusia  o Venezuela.
Mantiene pues que una buena educación es fundamental para fomentar mentes creativas; la búsqueda de los otros elementos son los que llevarán a escribir este libro.
Uno de ellos en el que hace mucho énfasis es el de que en los países latinoamericanos tenemos una cultura social - y legal- que no tolera el fracaso. Porque los grandes creadores fracasan muchas veces antes de triunfar, asegura; y añade, que en Silicon Valley el fracaso es una experiencia de trabajo por el que pasan los triunfadores. Del fracaso es de donde se aprende; este sería el ambiente intelectual que nuestras sociedades latinoamericanas necesitan asumir y cultivar.

El libro es el resultado de sus viajes y entrevistas a las mentes más brillantes y creativas del planeta para ver qué distingue a las personas creativas y a las culturas innovadoras.  Gastón Acurio, un chef que regala sus recetas, Jordi Muñoz, un joven intrépido que impulsa la industria de los drones, Bre Pettis visionario que impulsa las impresoras 3D, Branson el impulsor de los viajes espaciales en competencia con Elon Musk que también está empeñado en el desarrollo del coche eléctrico Tesla, las “escuelas al revés” de Salman Khan, las empresas sociales de Zolezzi, etc. son algunos de los emprendedores que le informan sobre sus trayectorias, sus fracasos y sus éxitos.

Considera que un gran indicador de la innovación mundial es el registro de patentes por países: 148.000 patentes son de Estados Unidos, 54.000 de Japón, 17.000  de Alemania, 16.000 de Corea del Sur, 12.000 de Taiwan, 6.600 de China, 3.200 de Israel; el mismo año Brasil registró 290 patentes,  Méjico 200, 80 de Argentina, 60 en Chile,… España 800 patentes. El futuro se está escribiendo ahora.

El libro escrito en estilo periodístico, combina anécdotas con reflexiones elaboradas, manteniendo el conjunto un tono constructivo y optimista.

martes, 18 de octubre de 2016

Ríos del Mundo

Autor: Neil Morris
Ilustraciones: Vanessa Card
Ed. S.M. Madrid  1997

Se suele comparar la lectura con el viaje y en efecto la metáfora es acertada porque leer es recorrer un itinerario que el autor nos propone; puede tratarse de un viaje por los sentimientos o de la descripción de un mundo más o menos lejano. 
También se suele decir que leer es una aventura y también esta metáfora es un buen hallazgo literario; cuando un lector inicia una historia, sabe que va a vivir y experimentar las emociones y sentimientos de los protagonistas. 
Muchos libros en fin, han jugado con la comparación del relato que nos ofrecen como si de un río se tratara con su nacimiento, su transcurrir por diversos paisajes, con sus rápidos, sus saltos, sus meandros, y su desembocadura.
Pues bien el libro que comentamos reúne las características de las tres metáforas al mismo tiempo; “Ríos del mundo” no es una historia sino un libro  capaz de suscitar muchas historias gracias al tipo de información, su tratamiento y su presentación acompañada de magnificas ilustraciones. 
Todo ello nos permite admirar unos ríos vivos con toda la vida fluyendo en torno a ellos y gracias a ellos. 
Lo dicho, un viaje, una aventura. A partir de 8 años. Publicado en El Diario Montañés.

martes, 11 de octubre de 2016

TIERRA DE AVENTURA

Autores: Sebastián Alvaro/Javier Ortega
Editorial Temas de hoy,  Madrid 1998


Tierra de aventura es una antología de grandes aventuras, historias emocionantes y conmovedoras hazañas realizadas por hombres comunes que en un momento determinado lo arriesgaron todo por la incertidumbre de adentrarse en lo desconocido.  


Los autores han tenido sumo cuidado en no caer en el error del presentismo o lo que  George Duby llama el “anacronismo psicológico”, es decir juzgar con nuestro criterio moral sucesos y comportamientos de personas que vivieron hace decenas, cientos o miles de años, en circunstancias y con escalas morales absolutamente distintas a las actuales. 
Las páginas del libro que comentamos están impregnadas del espíritu de aventura que ha llevado a los autores de un lugar a otro del planeta. Pero unido a la propia experiencia, y antes de ella, el libro es también el resultado del estudio y la reflexión a la hora de ofrecer una visión amena y rigurosa de lo que ha significado históricamente la aventura.


El disfrute del lector está asegurado no solo por los relatos hilvanados sobre las grandes epopeyas humanas, sino por la propia fascinación que desprenden las hazañas que aquí se narran, y en donde aflorará una sana envidia  tanto por el valor intelectual como por el coraje físico; tampoco es un tema menor el sentimiento que se debe sentir al descubrir una Tierra todavía con lugares vírgenes y espacios salvajes. Publicado en El Diario Montañés

martes, 4 de octubre de 2016

ROBINSON CRUSOE


AUTOR: DANIEL DEFOE
EDITORIAL ANAYA, MADRID 1993

A medio siglo de distancia de la publicación de Robinson Crusoe, Rousseau lo propuso como libro de lectura para su Emilio, sin duda porque en él encontró sobrado motivo de ejemplo: la dignidad del hombre solo, arrancado de la civilización, privado de casi todo bien, y frente a esto, su afán de superación y espíritu de sacrificio. Es la historia emocionante y conmovedora de un ser humano portaestandarte de la civilización occidental en un espacio natural todavía no humanizado; en una situación límite.  

Sin caer en el error de ese “anacronismo psicológico” que juzga con criterios morales actuales sucesos y comportamientos de otras épocas con circunstancias  y escalas morales absolutamente distintas a las nuestras, podemos afirmar que estamos ante una de las obras maestras de la literatura universal plena de la contagiosa energía, vigor y ganas de vivir que exhibe nuestro héroe para sobreponerse a las dificultades del medio. 

El libro es pues un manual de supervivencia gracias a la rica imaginación que despliega el protagonista y que produce en el lector ese placer compartido de ir resolviendo un sinfín de avatares gracias a esa poderosa facultad mental que es la inteligencia humana. Y todo ello para conseguir una doble supervivencia: la material y espiritual. Publicado en El Diario Montañés.

martes, 27 de septiembre de 2016

El Minotauro global

Autor: Yanis Varoufakis
Traductores: Celia Recarey y Carlos Valdés
Editorial: Capitan Swing, Madrid, 2012.

Cuando Varoufakis escribía y publicaba este libro no había saltado al estrellato  internacional como ministro de economía de Syriza (2015), pero ya tenía experiencia en el campo político como asesor que había sido de George Papandreu (2004-2006). Años después le criticará  severamente por la deriva de su gobierno. Sin embargo en el 2012  ya era reconocido como un gran orador y agudo analista, que intervenía en medios de comunicación como la BBC, la CNN, Sky News o Bloomberg TV. No me cuesta mucho imaginar el papel de enfant terrible que debió de jugar en estos medios. 
Y quiero suponer que es la misma actitud provocadora con la que explica en este libro la evolución del capitalismo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La vigorosa metáfora que da nombre al ensayo es ya una declaración de intenciones.
Como es sabido, el mito griego del Minotauro se remonta a cuando el poderoso rey de Creta, Minos que era hijo de Zeus y Europa, pidió a los dioses un toro para sacrificarlo. Poseidón le concedió un soberbio animal tan magnífico que prefirió quedarse con él y sacrificar otro toro más corriente. Poseidón se vengó hechizando a la esposa de Minos y haciéndola sentir un incontrolable deseo sexual por el animal. De tal unión monstruosa nació el Minotauro que se alimentaba de carne humana y que el rey Minos hizo esconder en un laberinto subterráneo. Tras una eventual derrota contra Atenas el rey Minos obligó a los atenienses a proporcionar cada nueve años siete doncellas y siete varones para alimentar al Minotauro.
Finalmente el joven griego Teseo mató al Minotauro, Atenas se sacudió el yugo de la hegemonía cretense y comenzó una nueva era para los atenienses.

Para Varoufakis, Estados Unidos, como la antigua  Creta,  sería esa potencia hegemónica que proyecta su poder a todas las áreas de su influencia (guardiana de la paz en determinados países y vigilante de seguridad de las rutas comerciales). La bestia que estaba en Estados Unidos era el enorme déficit que seguía acumulando y en el que basaba la propia hegemonía global. Y el tributo que afluía del resto de las áreas comerciales era los enormes capitales que entraban para alimentar ese déficit bestial que los estadounidense incrementaban intencionadamente. La herida de muerte del Minotauro se la infligiría el derrumbe del sistema bancario.

Nuestro autor sitúa en 1971 el comienzo de una decisión estratégica de  los estadounidenses: en lugar de reducir los déficits (el presupuestario y el comercial) deciden incrementarlos todavía más. Los números rojo los pagarían el resto del mundo mediante las grandes oleadas de capital que fluían incesantemente a Wall Street. Alemania, Japón y después China, producían bienes en masa que la población estadounidense devoraba. Y el 70 % de los beneficios de estos países volaban a Wall Street, donde se transformaba en acciones, préstamos y nuevos instrumentos financieros que iban calentando el corazón de la bestia.  El auge de la codicia, la ingeniería financiera y el repliegue de los organismos reguladores, hicieron que los productos tóxicos fueran penetrando todo el sistema.
A continuación hace Varoufakis un análisis más personalizado de cómo se fue fraguando el sistema que generó el Minotauro global.  Nos recuerda lo que ya decía Marx de que el capitalismo tiende a la contradicción, produciendo al mismo tiempo que una enorme riqueza una pobreza insoportable. Para muchos economistas, esta es la era más desigual de la historia.
Sostiene que el inicio de la integración europea, la CECA (Comunidad Económica del Carbón y del Acero) fue una grandiosa idea americana ejecutada por sus altas esferas diplomáticas, algo que en su momento denunció De Gaulle. De esta forma Alemania tendría acceso a su propio espacio vital, el Mercado común europeo, sin necesidad de más guerras.
En la UE de los doce, Varoufakis distingue tres tipos de economías: países generadores de excedentes (Alemania, Holanda, Bélgica flamenca, Austria y países escandinavos), países inductores de déficit (Italia, Grecia, España y Portugal) y Francia, que aunque fracasa en conseguir superávits, dispone de dos grandes fortalezas, sus instituciones políticas y su sector bancario. La amenaza para los países con superávit que necesitaban seguir vendiendo a los países deficitarios, era las devaluaciones monetarias competitivas de estos últimos. Italia y otros países los estaban utilizando  para limitar sus déficits comerciales con Alemania. Las élites de los países deficitarios también salían perjudicadas con las devaluaciones. Tal amenaza desapareció con la moneda única. 

Pero con la creación del Euro se generó un estancamiento en los países deficitarios y en Francia que se vieron obligados a enfriar sus economías para bajar la inflación al límite del 3 %. Por el contrario, Alemania alcanzó excedentes excepcionales, con los que sus corporaciones internacionalizaron las actividades en EEUU, China y el Este de Europa. Alemania se convirtió en el simulacro europeo del Minotauro global. Era el precio que los rezagados y Francia tenían que pagar por atar sus monedas  al marco alemán. A cambio tendrían préstamos más baratos con lo que aumentaba el consumismo a base de deuda.
 Con la crisis del 2008, el Minotauro muere, China reafirma su protagonismo global, y Europa comienza a desintegrarse porque su arquitectura no es lo bastante sólida para soportar la onda expansiva provocada por los estertores mortales de la bestia.

El diagnóstico es lúcido y las conclusiones de tal análisis  son sombrías. Por el contrario, sus propuestas son optimistas,  luminosas, aunque sus opciones de llevarse a cabo son muy escasas.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Leer y pensar



El comentario anterior no es una prevención negativa hacia las Nuevas Tecnologías, no es un prejuicio, sino una propuesta de reflexión colectiva acerca de los efectos que los nuevos entornos están provocando en lo que podríamos llamar el "equipamiento intelectual" de nuestros alumnos; es difícil abordar esta cuestión, pero no por ello es menos necesario hacerlo; aunque sólo sea para conocer un poco más las mentes que tenemos frente a nosostros en las aulas. ¿Cómo establecer puentes entre la cultura de Gutemberg y la de Bill Gates? Chartier

martes, 20 de septiembre de 2016

Leer en distintos soportes


Uno de los temas que como docentes más debe preocupar, es la forma en que la lectura sobre soportes digitales puede estar influyendo sobre la forma de leer de nuestros estudiantes. Voces autorizadas señalan la relaciones entre formas de leer, tipos de textos y tipos de soportes textuales; e incluso las relaciones o efectos entre esas formas de leer y la manera de pensar.  

Interesante artículo al respecto en:  http://conectarlab.com.ar/el-cerebro-lector-en-la-era-digital/

martes, 13 de septiembre de 2016

La escritura o la vida

Autor: Jorge Semprún
Editorial: Tusquets, Barcelona, 1995.

Jorge Semprún ha sido una de esas personas atravesadas por el siglo XX, marcadas a sangre y fuego por la inhumanidad de este siglo tan salvajemente humano. Hijo de un alto funcionario de la república española, siendo todavía adolescente, se exiliará con su familia a París. Participó en la resistencia francesa contra los nazis, siendo capturado a los veinte años y llevado al campo de concentración de Buchenwald de donde fue liberado por las tropas americanas. Posteriormente militó y llegó a formar parte del núcleo dirigente del Partido Comunista de España en la clandestinidad. Sus posiciones críticas con respecto a la evolución del comunismo estalinista le enfrentaron dialécticamente con algunos de los dirigentes más veteranos  del exilio español. La consecuencia fue su fulminante expulsión del partido. A partir de entonces ha compaginado su labor de guionista de cine con la de novelista. A finales de los ochenta formó parte del gobierno socialista de España como ministro de Cultura.   

Si todos somos hijos de nuestras circunstancias esta afirmación orteguiana se torna dramática en el caso presente y con el libro que nos ocupa. En efecto, Jorge Semprún se reconoce en los numerosos personajes que le ha tocado vivir o sufrir haciendo de su escritura una forma de exorcismo contra la crueldad, la perversión y la muerte. Este es el sentido de este libro en el que vuelve a las vivencias del campo de concentración, de cómo no puede quedarse mucho tiempo en ellas, como si necesitara salir de allí para respirar, y después prepararse para volver a entrar en aquel doloroso rincón de su memoria que le atenazaba ferozmente a la muerte.
Era consciente de que había que contarlo, otros ya lo habían hecho. Pero ¿cómo contar una historia increíble, cómo suscitar la imaginación de lo inimaginable? Los historiadores contarán verdades, nos dice, pero faltará la verdad esencial de la experiencia; esa solo es transmisible mediante la escritura literaria, mediante la obra de arte. Y en este sentido él sabe que el único material del que dispone es el de su muerte, su experiencia de la muerte, para poder expresar su vida. Sabe que tiene que fabricar vida con tanta muerte, y la escritura es la mejor forma de conseguirlo.


Este libro es heredero de una memoria cruel pero, desde esa constancia del horror, se atisba también la necesidad de proclamar la dignidad regeneradora de la civilización, la cultura y el conocimiento.

martes, 6 de septiembre de 2016

¿Qué enterró John mano de plata?



Autor: Thomas Brezina

Editorial: S.M.  Madrid, 2002



Este autor alemán conocido por otras series inicia con este título una nueva Los buscadores de Tesoros, en la que siguiendo la pista de alguna vieja historia del pasado llega a descubrir algún tesoro escondido.  
El libro que comentamos arranca con una pequeña historia de piratas, para a continuación presentarnos a los intrépidos hermanos (trillizos) preadolescentes que están escuchando dicho relato en el que ha quedado algún cabo suelto y algún tesoro escondido. Huérfanos de madre y con un padre que hace magia y que les lleva a los lugares donde actúa, les permitirá hacer sus investigaciones y sus pesquisas in situ


Este libro tiene el valor de que conecta el tema de la piratería con jóvenes protagonistas del siglo XXI y puede inocular la semilla del interés para otras lecturas de piratas, como por ejemplo La Isla del Tesoro. Para lectores de 10-11 años. 
(P.M.) Publicado en El Diario Montañés.

martes, 30 de agosto de 2016

Margarita




Autor: Rubén Darío

Ilustrador: Monika Doppert

Editorial: Ekaré. Caracas, 1979



En otra época fue muy popular este poema de Rubén Darío pero las nuevas corrientes literarias lo fueron relegando en el olvido. Sin embargo la sencillez de su composición, la cadencia juguetona del ritmo y la armonía de la rima hacen que estos versos puedan ser introducidos a edades tempranas.   
En efecto, tales características permiten incluso a los más pequeños apreciar cómo el lenguaje cobra luz, color, fantasía, sensibilidad y sobre todo musicalidad convirtiéndose en una auténtica fiesta floral, en la que quedan atrapados los lectores.


Pero además la edición que comentamos realizada por la editorial venezolana Ekaré incorpora unas delicadas ilustraciones integradas plenamente en el texto. 
El trazo fino, delicado, en blanco y negro, en tono descriptivo y a veces sugerente, proporciona a estos dibujos una forma especial de ceñirse a la anécdota, a la vez que facilita la lectura de sus versos. 
Una pequeña joya que también se puede recrear a un grupo de alumnos mediante una proyección en gran pantalla. 
(P.M.) Publicado en El Diario Montañés.