viernes, 11 de octubre de 2013

Relatos de lo inesperado


Autor: Roald Dahl
Editorial: Anagrama. Barcelona, 1993

Que lo que se dice sea significativo es el primer requisito que se le debe pedir a un buen relato. Que eso significativo sea dicho con un alto grado de concentración y precisión es la exigencia que se desprende del propio concepto de relato como pieza breve. Concluyendo, podemos afirmar que un buen relato debe ser un ejercicio de síntesis narrativa cargado de una gran densidad de contenido. Y en efecto éstas son las dos reglas que aplica magistralmente el autor en este manojo de historias.

Los que ahora comentamos no son relatos de terror, ni se explota el miedo a lo irracional o a lo desconocido como se podría desprender del título; por el contrario, es desde situaciones de la vida cotidiana, desde donde se va generando una atmósfera de inquietud creciente, de cosquilleante desasosiego o de curiosidad excitante que hacen de Roald Dahl un consumado maestro de la sorpresa, es decir de lo inesperado. 


Su aguda y malévola ironía o su perverso y feroz sentido del humor son otras tantas cualidades distintivas que afloran en estas pequeñas piezas. 
Desplegando un extraordinario ingenio y haciendo alarde de una prodigiosa y fecunda capacidad creativa así como de un gran dominio de la técnica narrativa y una inteligente dosificación de la intriga, nuestro autor consigue capturar y zarandear la conciencia del lector conspicuo. Dicho lector verá cómo sus sentimientos se ven alterados o seducidos por el retorcimiento moral de sus personajes o de sus acciones no siempre política o moralmente correctos. 
(PM) Publicado en Peonza nº 72

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