martes, 23 de septiembre de 2014

CARACTERÍSTICAS DEL LECTOR DE SECUNDARIA (II)



LAS GENERACIONES ELECTRÓNICAS
La poderosa tecnología audiovisual y virtual preside la vida cotidiana, influyendo en el modo de construir las percepciones y conformando la propia mirada sobre el mundo de los que crecen en ella y con ella; vemos también que su irrupción en la vida privada está suponiendo también una revolución en el modo de relacionarse, y como señala Sven Birkerts, también estaría condicionando la sensibilidad y los propios sentidos.
Así pues, de esta forma, estaría influyendo y modificando la relación de los jóvenes con la comunicación impresa. Y es que detrás de la mirada al mundo ahora generalmente no hay un ojo o un texto, hay una cámara.   

No se ve el mundo, se ve el mundo que se muestra. El mundo virtual ya está instalado en las mentes sin necesidad de acudir a Internet, que ofrece una segunda réplica de la virtualidad. El error está en pensar que la primera no existe. Es la Caverna de Platón replicada.
Pero... ver no es comprender... ni vivir.
Esta primacía de la imagen resalta y antepone lo visible a lo inteligible, lo que nos lleva a ver sin entender. Ahora bien el telespectador es un animal vidente más que un animal simbólico. Para él las cosas vistas (en imágenes) cuentan más que las cosas dichas (con palabras). Y esto es un cambio radical de dirección de la especie humana.
Porque ciertamente hay diferencias sustanciales entre palabra e imagen:
La palabra es símbolo: la entendemos si conocemos la lengua a la que pertenece.
La imagen es representación visual; para verla basta con no ser ciego. No hay imágenes en chino, o en árabe.

Emilio Lledó abunda en la misma idea cuando insiste que hay que hacer pensar con las palabras y en las palabras, que hay que transmitir ideas con las palabras y enseñar a mirar y a juzgar con las palabras. Le preocupa la pérdida de la cultura escrita o las pérdidas que pueda sufrir la cultura escrita con estos efectos de la imagen. También nos advierte Lledó, “Las imágenes pueden cegar”.
    

De lo que no cabe duda es de que el pensamiento necesita apoyarse en palabras, (aunque éstas tienen que ser el reflejo de imágenes más o menos ideales).
De la ordenación de éstas palabras surgen las ideas.


Las jóvenes generaciones elaboran su pensamiento a partir de las imágenes concretas, más que de las palabras abstractas. Elaboran pues, un pensamiento concreto, visual y sensible
Hasta ahora el mundo se relataba, se explicaba mediante la palabra (oral o escrita). Ahora el mundo se muestra. El relato son las imágenes.
Pero la imagen es enemiga de la abstracción, mientras que explicar es desarrollar un discurso abstracto. El primado del ver, el primado de la imagen, empobrece el conocer, porque se pierde el lenguaje abstracto y la capacidad de abstracción sobre la cual se fundan nuestro conocimiento y nuestro entendimiento.

Se está sustituyendo el entender sin ver, por el ver sin entender.
Es cierto que el conocer puede ser ayudado por el ver; también es cierto que ver es conocer, pero no es profundizar, no es conceptualizar. Muchas palabras no se pueden ver, y sin embargo existen. Y es que el conocer por conceptos, se despliega más allá de lo visible.

El niño, o el joven, formado desde la tecnología audiovisual accede fácilmente a las palabras concretas: tigre, río Amazonas, tsunami de Banda Ache, guerra palestino-israelí,...
Pero ¿Cómo representar las palabras abstractas? ¿Cómo traducir en imágenes, Estado, democracia, burocracia, Justicia, libertad, igualdad? ¿Mostrándole la figura de un pobre adquirirá el concepto de pobreza?
Toda una generación educándose en el club de las imágenes fuertes, gente nueva más hecha a las emociones audiovisuales que a las reflexiones verbales.

Cuando no había más medios de información, el periódico se dirigía a un determinado público, culto, instruido, se ponía a su altura, e incluso intentaba elevar el nivel de ese público; los analfabetos estaban excluidos.
La radio ampliaba su público porque participaban de su ámbito de influencia también los que no podían leer. Pero deberá simplificar más, y ser más breve. La capacidad de la radio para proporcionar información, mientras estamos realizando otra tarea es extraordinaria, y además nos ahorra mucho tiempo, con respecto al que recibe la información mediante la lectura del periódico.
La tv llega a más audiencia que la radio, pero a costa de dar menos información que cualquier otro medio anterior. Iguala a los telespectadores por abajo. El grado de instrucción que exige es el mínimo para que todos puedan acceder.
La simplificación de los mensajes en pos de asegurar la rapidez, la economía o la inteligibilidad, puede conducirnos fácilmente a la trivialización de los sucesos y a la superficialidad de las interacciones.
Hay seria razones para poner en duda que los medios de comunicación moderno hayan contribuido a mejorar la comprensión del mundo en el que vivimos.
Quizás sepamos más sobre el mundo que antes, pero quizás sepamos más sobre cosas menos importantes. Si con respecto a la radio se puede establecer alguna duda en esta cuestión, con respecto a la tv se disipa cualquier sombra de aquélla.

Convengamos en que las nuevas tecnologías audiovisuales son hoy el principal factor organizador del tiempo libre individual. Representan la actividad ociosa de carácter individual más popular y tienden a reorganizar los esquemas generales del comportamiento de ocio.
Antes se decía que el ser humano, como ser social, no nacía, se hacía. Ahora habría que decir que el ser humano no nace, se hace, pero se hace delante de una pantalla.   


Es sabido que cada época ha cultivado y mantenido su propio sistema de géneros que está en estrecha relación con la ideología dominante. Y es que es en los géneros donde se inscriben los rasgos que caracterizan a una determinada sociedad. Así, mediante la tragedia el estado griego desarrollaba e impulsaba la formación de sus ciudadanos en unos determinados valores. La época medieval utilizará la epopeya, mientras que la Edad Moderna desarrollará la comedia, el siglo XVIII el drama burgués y el ensayo ilustrado, y la novela realista será la que mejor sintoniza con la sociedad de los siglos XIX y XX. El cine y el cómic son parte también del legado del siglo XX.
¿Qué género será el que represente al siglo XXI? El videoclip ¿?

No se trata de jugar al pesimista con estas reflexiones, pero debemos tenerlas presentes si queremos saber lo que pasa en las mentes de nuestros alumnos y en su predisposición hacia la lectura. Lo primero que debemos admitir es que las nuevas tecnologías están potenciando la memoria espacial y visual que ya eran más poderosas que la memoria textual; hace tiempo que los iconos ganaron la batalla a los comandos y el audio y video al texto e hipertexto entre los más jóvenes.

Los viedeojuegos
En la mayoría de estos juegos nos encontramos con un combinación de texto, fotografía, sonido, música, animación, video e imágenes en tres dimensiones, debemos aceptar que los relatos que de ellos se desprenden son muy sugestivos; y que como tales relatos exigen del jugador concentración, relación, comparación, reflexión y previsión. Si concedemos que dichas capacidades intelectuales influyen como elementos organizadores de sensaciones, ideas y hechos, estamos reconociendo que los nuevos juegos, los nuevos relatos, las nuevas formas de presentación de la ficción, están influyendo en los propios mecanismos mentales que permiten imaginar y que ayudan a representar la realidad; y lo están haciendo con un alto grado de eficacia. Por tanto están sustituyendo al libro en una de las funciones que la lectura cumplía.

Otra dificultad añadida
También hay escritores que escriben especialmente para jóvenes, y que contribuyen a mantener un tono plano, permanentemente pueril. Con un lenguaje trivial, pretendidamente coloquial, convierten al lector en un consumidor de libros, en un lectoespectador consumado, (el telespectador ya hemos visto cómo se ha formado).
En otros casos, utilizan un lenguaje periodístico, televisivo, al tiempo que presentan el mundo como algo ya pensado y dicho, como algo evidente, sin contradicciones, sin cuestionar las convenciones, sin ayudar a la reflexión, en definitiva nos muestran un mundo ya digerido.
La consecuencia de todo ello es una lectura simplista y simplona, sin matices, propia de un estilo empobrecido.

La forma de lectura que yo estoy propugnando es ciertamente una actividad más profunda y sin duda mucho más rica. Y para ello parto de la base de que se requiere un importante grado de concentración, de atención activa, de mente despierta.

Pero ... ¿Cuándo y cómo ejercitan nuestros alumnos esas facultades? ¿Se aprovechan las etapas de desarrollo psicológico infantil y juvenil para contribuir a fortalecer esa faceta? o ¿Se están destruyendo las mejores oportunidades que tiene el niño y el joven en este aspecto por el efecto de los condicionantes analizados? ¿Qué hace o puede hacer el Instituto al respecto?

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