viernes, 14 de noviembre de 2014

El gato de Schrödinger. Física cuántica (I)

En 1937 Erwin Schrödinger quiso traducir al lenguaje vulgar lo que sucede en la mecánica cuántica según la cual una partícula puede mantenerse en dos estados opuestos a la vez (o estar en dos lugares distintos a la vez) hasta que interacciona con un observador; en ese instante la partícula toma definitivamente una de las dos opciones. 
Esa ambivalencia recibe el nombre de superposición o desdoblamiento. El físico alemán ilustró esta tesis con la famosa paradoja del gato de Schrödinger
He aquí su formulación: La vida de un gato encerrado en una caja negra en cuyo interior no podemos echar un vistazo, depende de una partícula que emitirá un elemento radiactivo; dicha partíicula accionará un martillo que romperá un frasco con un gas letal para el felino.  
Pero las posibilidades de emisión y de choque del martillo con el frasco solo responden a una certeza estadística. Pues bien, en tales condiciones la mecánica cuántica nos dice que el gato se encuentra simultáneamente en los dos estados, vivo y a la vez muerto. Es la propiedad de superposición de las partículas. Cuando el observador abre la caja interactúa, modifica la situación y desaparece una de las dos opciones; en física se conoce como el colapso de longitud de onda. Ciertamente el ejemplo está traído por los pelos, pero las leyes de la física microscópica son abrumadoras para nuestra visión de la realidad. Y es que según la mecánica cuántica nada es real salvo si se observa.

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