martes, 10 de mayo de 2016

Mimi

Autor: John Newman
Traductor: Denise Despeyroux
Editorial: Siruela, Madrid, 2013. 14,90 €


       La madre de Mimi murió atropellada por un autobús cuando iba en bicicleta. Han pasado cinco meses desde entonces y también desde entonces una nueva rutina se ha instalado en su casa. Su padre está triste, ensimismado, es un desastre en la cocina y apenas se ocupa de otras tareas de la casa; quiere a sus hijos pero apenas tiene fuerzas para poner un poco de orden en sus vidas y atender o reforzar sus hábitos: lavarse los dientes, llegar puntuales al colegio, llevar la ropa limpia y planchada, ayudarles a hacer los deberes, etc. 
    Su hermana Sally atraviesa esa etapa adolescente en el que la rebeldía es una seña de identidad y se refugia en una pandilla urbana de estética gótica. 
    Su hermano Conor se encierra en su habitación y loco por la batería atormenta a moradores de la casa y vecinos próximos con sus incesantes ensayos de inmisericordes golpes rítmicos. 

    Pero Mimi cuenta también con una familia más amplia que la arropa, la cuida y la mima; se trata de sus abuelos, tíos y primos. Todos ellos intentan que su vida recobre la alegría y las rutinas saludables de antes y ella se siente reconfortada cuando está con ellos. También cuenta con la complicidad de su amiga favorita siempre dispuesta a hacerla reír con el último chiste que se ha aprendido.
    Otros personajes que se perfilan a su alrededor contribuyen a conformar el acontecer de su vida diaria: la señora del kiosko, siempre tan amable y generosa, la maestra muy atenta a sus descuidos, olvidos o abandonos y, cómo no, la compañera antipática de clase. 

    El relato, contado por la protagonista, narra el discurrir cotidiano de una niña que pasa por el trance de superar la pérdida de un ser querido. El duelo es así el tránsito necesario que todos van pasando y que parece abocado a provocar el hundimiento del núcleo familiar. Sin embargo, llegados a un punto crítico el padre reaccionará, tomará el control de la situación y los hijos sabrán responder como corresponde a su edad. La normalidad se restablece en la casa y la sonrisa vuelve a dibujarse en las caras de sus moradores. La vida sigue.
    Delicadeza, ternura, intensidad y emoción son características que enmarcan magistralmente esta valiente y hermosa historia que aborda un tema espinoso sin caer en la sensiblería. (Publicado en Peonza 112, Marzo 2015)





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