martes, 24 de enero de 2017

BALA PERDIDA

Manuel Rivas
Editorial Santillana, 1996

      “Siempre hay un pirata con la pata de palo en las historias de piratas. Pero lo de Bala Perdida es un caso aparte, pues según se dice, tenía la pata de palo porque él mismo se había comido su pata verdadera”; este es el espectacular arranque para la presentación de uno de los personajes que nos brinda Manuel Rivas en este relato. Todos los personajes protagonistas están trazados con brevedad, escuetamente, como corresponde a la sencillez y concisión de la propia historia, sin embargo quedan perfectamente perfilados manteniendo su fuerza y poder de sugestión. Un doctor alemán, antiguo colaborador nazi y una joven e intrépida periodista son los otros personajes estelares de esta historia.  
Se percibe no obstante una excesiva premura, un estilo desenfadado, poco elaborado, que sin llegar al periodístico, pensamos que no es todo lo que de este gran escritor podríamos esperar.
Aún así estamos ante una bonita historia, sencilla, directa, tierna, veteada por bellas imágenes poéticas que calan imperceptiblemente en la mente del lector. Un pirata cuyo botín, lingotes de oro, le quema en las manos porque lleva el olor de la muerte.Y es que se trata de  un pirata honrado que ante un tesoro maldito quiere que se restablezca en lo posible la injusticia cometida con los verdaderos dueños; para ayudarle en este noble objetivo se pondrá en acción nuestra simpática reportera. (P.M.) Publicado en Peonza Nº 40 mayo de 1997.

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