martes, 20 de junio de 2017

Ningún lugar seguro

Autora: Deborah Ellis
Traductora: Herminia Bevia
Editorial:  Edelvives, Zaragoza, 2011. 9,90 €

Una de las constantes de la historia de la humanidad es la muda de  las poblaciones huyendo de desastres naturales, malas cosechas, hambrunas, persecuciones religiosas, genocidios étnicos o guerras en sus diferentes variantes (coloniales, inciviles, mundiales). Los efectos de tales movimientos demográficos han conformado muchas de las comunidades nacionales actuales tanto de América y Europa como del Oriente medio y el Sureste asiático.  

Por eso ahora que los europeos se enfrentan a la mayor oleada de refugiados desde la II Guerra Mundial, es pertinente comentar libros dirigidos a niños y jóvenes que abordan con dignidad este tema. En efecto es una buena oportunidad, pero no es una cuestión de oportunismo ya que este tema es demasiado dramático para estar sujeto a modas. Tampoco es un tema nuevo ni el éxodo va a detenerse; según ACNUR las cifras de desplazados y refugiados crecen a razón de 42.000 personas diarias.

Deborah Ellis que siempre ha mostrado una sensibilidad especial antes estas situaciones la renueva con este libro. 
La historia arranca con un joven iraquí (Abdull)  que está intentando cruzar el Canal de la Mancha para llegar a Inglaterra. Conseguirá subirse a un viejo bote donde coincide con otras víctimas de situaciones no menos trágicas que la suya. En alta mar, dentro de un minúsculo espacio y con un contrabandista peligroso y sin escrúpulos la acción se tensa a la par que asoma el drama por diversos frentes. 
A modo de flashback se nos va presentando la odisea de los tres jóvenes protagonistas para llegar hasta allí, a medida que se van sucediendo situaciones límite en una despiadada espiral. Es la cruz del fugitivo y del migrante que sabe que cuando resuelve una preocupación hay siempre otra esperando. Aunque en principio reina un clima de desconfianza mutua, propio de personas que no se conocen, les une el mismo objetivo, llegar a las costa inglesa.  Para ello aprenderán a trabajar juntos y finalmente a confiar los uno en los otros.

La novela rinde homenaje a esos niños adolescentes que habiendo perdido a sus padres, se han convertido en adultos prematuros en un mundo hostil; niños que se abren camino para sobrevivir y van buscando un lugar seguro donde echar raíces.
El sufrimiento de estos protagonistas, conmoverá al lector  y le hará menos tolerable el padecimiento de tantos vidas truncadas por el abandono, el abuso y las guerras. 
(Publicado en Peonza nº 115. Diciembre de 2015)

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