martes, 19 de diciembre de 2017

Cielo abajo



Autor: Fernando Marías

Editorial Anaya. Madrid, 2005




Premiada con el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil del Ministerio de Cultura del año 2006, esta novela merece un lugar destacado en el panorama literario. Fernando Marías demuestra que ante la buena literatura sobran fronteras generacionales pudiendo llegar a emocionar a cualquier formado lector independientemente de su edad. Pero además éste es un libro que contribuye a formar y conformar buenos lectores porque traza itinerarios personales, ayuda a leer en el interior de cada uno y contribuye al crecimiento personal multiplicando las perspectivas.



La peripecia se sitúa en el Madrid de la Guerra Civil; ciudad acosada y bombardeada masiva e indiscriminadamente; "la primera ciudad de la historia en ser machacada con el objetivo premeditado de sembrar el terror exterminando a civiles, mujeres, niños y ancianos"  se afirmará por dos veces en el libro. Y en medio de este caos, nuestro protagonista, un adolescente de orfanato, seminarista por unas horas, aprendiz de piloto y protegido primero de un oficial sublevado, después de un oficial de la república y utilizado a su vez como informante secreto desde la ingenuidad robada y la lealtad debida.



Merecen destacarse también las reflexiones que van salpicando la lectura, tales como el papel del azar en la biografía humana, el hombre como juguete de la casualidad y el papel de la causalidad, el sentido de la amistad desgarrada por la crueldad de la guerra, la relatividad de valores como la lealtad, el valor, el orgullo o el héroe, convicciones que se convierten en contravalores al cambiar de bando. Los personajes aparecen como seres que tienen que cumplir con su destino y en nombre de los citados valores causan dolor, amargura, terror,  desgracia y muerte en los otros; el héroe se convierte así en villano minado por el remordimiento; y la victoria lo es menos. Si como personas son portadoras de conciencia, dignidad y sentimientos, como piezas de la maquinaria infernal que es la guerra conforman una masa ciega que asesina indiscriminadamente. En la Guerra no hay razón; ni perdón.  Publicado en Peonza. Nº 78

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