martes, 1 de abril de 2014

El roble (La aventura de vivir)


Autor: Silvar, Calros
Ilustrador: Silvar, Calros
Editorial: Lectio Ediciones, Barcelona y Ártabro Editora, A Coruña, 2012. 14,90 €

Roble (Quercus robur) es el nombre genérico con el que se conoce a una de las familias de plantas arbóreas más extendidas. En todo el mundo hay más de cuatrocientas especies distintas de la familia Quercus; su secreto está en su gran capacidad de adaptación a cualquier territorio y a casi cualquier clima, siempre que estos últimos no sean muy extremos. En Europa viven unas veinticinco de estas diferentes especies; en España las cinco especies que más abundan van desde el roble albar del norte de la Península a la encina y el alcornoque del interior pasando por el quejigo de las sierras interiores o el melojo del Pirineo.

En el libro-álbum que ahora presentamos Roble es un protagonista que se dirige al lector contándole cómo es su vida, cuántos años puede durar (muchos llegan a los 400 y el más antiguo que se conoce tiene 900 años) y las relaciones que mantiene con los demás seres vivos de su ecosistema a medida que se suceden las estaciones.
Así vemos que a lo largo del año cada árbol alberga a una auténtica jungla en miniatura por la que se mueven ejércitos de seres más o menos diminutos, más o menos silenciosos que buscan alimento y escondrijo.

También nos habla de sus principales enemigos, el vendaval, el rayo, las grandes arroyadas invernales y, por encima de todo ellos, el hombre (talas, incendios, carreteras y viviendas residenciales).
Por último, y además de recordarnos que ha sido el árbol sagrado de la cultura celta, nos relata los mil usos para lo que ha servido su madera a lo largo de la historia (agricultura, navegación, casas, muebles, incluso en botica).
Las ilustraciones de gran realismo y a todo color embellecen el volumen, complementan el texto y estimulan su lectura; el conjunto es un canto a la naturaleza y una forma de   sensibilizar en el respeto hacia los árboles. Un buen motivo para hacer una salida a un robledal, si se tiene a mano, y apreciar (y disfrutar) de sus asombrosas características. (P M) Comentario publicado en Peonza Nº 105, junio 2013


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