viernes, 20 de febrero de 2015

La historia de Crimen y castigo


Explicada por Abraham B. Yehoshúa
Traductora: Sonia de Pedro
Ilustradora: Sonja Bougaeva
Editorial: Anagrama, Barcelona, 2013. 14,90 €

Un tren se dirige a toda velocidad por una vía en la que hay cinco trabajadores. El conductor está inconsciente; hay una forma de evitar la tragedia colectiva: la vía tiene una bifurcación unos metros antes del lugar en el que están los hombres; en la otra vía hay un trabajador. Tú puedes provocar el cambio de agujas y desviar el tren; matas a una persona pero salvas a cinco. ¿Qué haces? ¿Cuál es lo moralmente correcto? ¿Actuar? ¿No hacer nada? Esta es la versión de un experimento mental creado por la filósofa británica Philippa Foot. Llevado al límite el dilema puede ser demoledor.

Dostoievski, como es sabido, nos presenta a un joven estudiante con una personalidad atormentada por la precaria situación económica de su familia. El protagonista tiene un perfil psicológico poliédrico, con muchos matices, con luces y con sombras. Escrutando en su conciencia llega a convencerse de que la moralidad de los actos cobra dimensiones singulares en función del objetivo noble por el que se hacen; un crimen puede justificarse si el beneficiado es la humanidad.
A partir de esta tesis el escritor ruso desata un torrente de sentimientos encontrados, angustias no calmadas y culpabilidades latentes. El resultado es el sufrimiento psicológico de una conciencia atormentada en un paisaje íntimo absolutamente devastado. El libro se adentra así en el alma del asesino y explora sus abismos al tiempo que se pasea por los acantilados de la del lector.

Atreverse a hacer una adaptación de esta novela es un acto de audacia no exento de riesgos. Abraham B. Yehoshúa lo sabe y afronta el reto con solvencia. El libro pertenece a la serie Save the Story que inició Alessandro Baricco con La historia de don Juan y se encuadra dentro de la filosofía de la Scuola Holden de Turin dedicada a la escritura creativa y a “salvar a las historias en vías de extinción”. Umberto Eco, Andrea Camilleri entre otros, también participan en esta serie.
En esta línea Yehoshúa se enfrenta a una novela compleja, profunda, extensa. El narrador adopta el punto de vista de quien conoce la historia y da cuenta de ella. No es pues el narrador de la novela el que cuenta sino el lector de la misma el que narra lo que ha leído. De esta forma se rebaja la carga psicológica, la tensión emocional y la introspección en el lector; no golpea la conciencia con la contundencia del original pero sí que amaga, pellizca e inquieta. La fórmula es eficaz porque salva la historia y sigue dando que pensar; y también porque se acerca al joven lector la sombra de una obra que por lo general no va a tener muchas invitaciones a ser leída en el original. El desvelamiento de la historia puede ser una incitación para acudir al original en otra etapa de su vida.  

PM) Publicado en Peonza nº 106-107, Octubre 2013.

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