martes, 28 de abril de 2015

El fin de la ciencia


Autor: Manuel Lozano Leyva
Editorial: Debate, Barcelona, 2012.

 
El catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Sevilla Manuel Lozano Leyva hace un repaso de la evolución del conocimiento científico, de los lugares donde se hace ciencia, de los riesgos y amenazas que se ciernen sobre ella y de los objetivos que ésta puede perseguir en los diversos campos.
  

Siguiendo el ejemplo de Galileo, que sería el primer divulgador científico, el profesor Lozano Leyva defiende la difusión de este tipo de conocimiento porque considera que el ciudadano no puede ejercer la democracia apropiadamente sin un conocimiento básico de los caminos por donde transita la ciencia y la tecnología. Como señaló F. Bacon el objetivo de la ciencia es la aplicación técnica para la mejora de la condición del ser humano.
También la sociedad que soporta esa ciencia debe conocer sus peligros y sus miserias al tiempo que sus grandezas y sus milagros. No solamente por el asombro que pueden causar algunos descubrimientos científicos, sino por la repercusión en su salud, en el aumento de su bienestar o en su formación. Por eso es cada vez más difícil ejercer los derechos ciudadanos sin una información científica mínima.

Pero además la ciencia es la más legitimada para desautorizar las supersticiones, charlatanerías varias (astrología, adivinación, clarividencias), ocultismo, espiritismo, curanderismo, credulidad o catastrofismo; en definitiva las consecuencias del analfabetismo científico. Y es que una sociedad crédula no puede ser una sociedad crítica. Como señala nuestro autor “la ciencia es la máxima expresión de la sensatez” (p.177)
 
En otro nivel de lectura se denuncia la ideologización como una de las corrupciones de la ciencia; dos ejemplos: la derecha suele negar el cambio climático; la izquierda suele rechazar la energía nuclear. Ante situaciones como ésta lo que detecta el científico es un desconcierto generalizado. Cuando predomina el analfabetismo científico la desconfianza en la ciencia hace que se incruste en el imaginario colectivo el alarmismo, la desinformación y el catastrofismo; estados emocionales colectivos que serán aprovechados por el oportunismo político o las diversas sectas religiosas. Por todo ello se impone una sociedad con una opinión formada y sólida sobre los distintos asuntos de la ciencia y la tecnología.
El libro repasa también los principales hitos actuales del conocimiento del Cosmos, de la investigación en las fuentes de energía, del medio ambiente, la revolución verde, la biomedicina y la revolución genética entre otros ámbitos.

Algunos de estos aspectos los reflejamos a continuación sucintamente:

1.) La hipótesis Gaia (Lovelock, Margulis) considera que los seres vivos modifican las condiciones ambientales para asegurarse la supervivencia; eso quiere decir que la interrelación entre las condiciones físicas, químicas, geológicas, climáticas, etc. se desarrollan continuamente con el objetivo de mantener la vida. Esto propiciaría la arriesgada idea de considerar a la Tierra como una especie de Superorganismo vivo que altera las condiciones ambientales en provecho propio. Siendo muy sugestiva esta teoría R. Dawkins salió al paso de ella al señalar que el planeta no puede ser un organismo vivo porque no se puede reproducir.

2.) Medio ambiente (calentamiento global): 341 W/m2 es la energía medida en vatios que recibimos del sol; aunque vatio es una unidad de potencia, su distinción de la energía no es relevante para el caso. Si queremos que la superficie de la Tierra esté en equilibro térmico ha de radiar al exterior 341 W/m2
Pues resulta que ahora 1 W/m2 queda atrapado. Aparentemente es una ínfima cantidad (el calor de una bombillita de 60 vatios atrapado en cada metro cuadrado); pero como es persistente y acumulativa, está provocando el calentamiento de los océanos y la fusión de los glaciares y hielos polares.       
 

El aumento del nivel del mar como consecuencia del cambio climático puede traer un problema del que apenas se habla: la infiltración del agua salada en los acuíferos subterráneos, que son más importantes que los ríos para la salud humana. Ese es el verdadero problema al que se tendrán que enfrentar numerosas ciudades; la escasez de agua potable por la salinización invasora.

En definitiva, el fin de la ciencia no puede ser otro que avanzar en el conocimiento de los detalles más íntimos de la naturaleza y ofrecer a la gente sus resultados de manera que pueda decidir libremente sobre sus aplicaciones. Por eso la divulgación científica es necesaria, por eso son necesarios libros como éste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario