martes, 29 de marzo de 2016

La edad de la anestesia

Autora: Elena Alonso Frayle
Editorial: Edelvives, Zaragoza, 2014. 9,9 €

El título de esta obra alude a los años ochenta de la Alemania comunista, aunque la protagonista principal es una joven de nuestros días. 
Este relato se estructura en dos historias que terminan convergiendo en una experiencia iniciática para nuestra protagonista.  Laura, pues ese es su nombre, siente que la hacen diferente por partida triple: al ser hija de español y alemana y arrastrar una cardiopatía congénita, en España la llaman la alemana, en Alemania la española y en su familia es la enferma; esta última circunstancia la ha deparado diversas operaciones a corazón abierto y obligado a llevar una vida reposada; pero dicha experiencia no ha mermado sus anhelos juveniles, ni socavado sus proyectos de futuro. Sabía que no podía forjarse una ilusión como la mayoría de sus compañeros (bailarina, deportista, astronauta), pero tampoco se sintió limitada por ello.

Como consecuencia de su última crisis y su posterior intervención quirúrgica tuvo que recuperar su maltrecho corazón en un complejo hospitalario de las afueras de Berlín. Sin embargo aquel período de rehabilitación no fue como los anteriores en España; ahora tenía quince años y pronto percibió que aquel conjunto de edificios colectivos y viviendas familiares ocultaban historias de sus anteriores moradores; no en vano había sido la residencia de la élite política del partido comunista alemán.  
El descubrimiento del amor, un poco de intriga, algún misterio y un par de secretos compartidos la harán reflexionar sobre la existencia, el paso del tiempo, el dolor humano o la fugacidad de la vida. Y así empezó a tomar conciencia de que estaba traspasando un umbral; que estaba viviendo un tiempo de iniciación a la madurez. Ahí es donde se dio cuenta de que “la realidad tenía diferentes colores, cambiantes y tornadizos y que hay muchas maneras de enfocar el cristal a través del cual la contemplamos”.

Por lo demás hay en esta obra un explícito homenaje a La Montaña Mágica de Thomas Mann y, como aquélla, también reivindica el valor de la lectura introspectiva en la que no solo busca que pasen cosas, sino que le pasen cosas al lector, como están pasando cosas en el interior de nuestra protagonista. Pero la autora, consciente del público a quien se dirige,  dota al relato de un poderoso arranque, un arranque seductor que contribuirá a retener al joven lector entre sus páginas; a ello ayuda una prosa rítmica, con frases breves, mensajes concisos y estilo directo. 
(Publicado  en Peonza Diciembre 2014)


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