martes, 31 de octubre de 2017

Cambio climático

Autora: Shelley Tanaka
Traductores: Olga García Larralde y Fernando Gómez
Editorial: Ekaré, Barcelona, 2014. 8,50 €

Con un punto de vista eminentemente didáctico esta autora canadiense hace un análisis de cómo ha evolucionado el consumo de energía por el hombre; desde que inventó el fuego el hombre ha quemado hierbas, hojas y madera para calentarse, cocinar y defenderse. De esta forma inyectaba Carbono a la atmósfera al tiempo que restaba plantas a la naturaleza, únicas capaces de absorber Carbono de aquella. 
Sin embargo estas acciones no representaban un hecho significativo en el devenir del equilibro del planeta influido por las erupciones volcánicas. Será con la Revolución Industrial a partir de finales del siglo XVIII con la demanda creciente de energía cuando dicho equilibrio se quiebre. Frente a lo que se había un crecimiento aritmético del consumo, a partir del siglo XIX se tornará en crecimiento geométrico y desde las cuatro últimas décadas se empezó a hablar de un crecimiento exponencial de dicho consumo.
Así lo han venido advirtiendo los científicos que vienen observando cómo disminuyen los glaciares, se descongela el permafrost, el clima varía erráticamente o muchas fuentes de agua dulce se ven amenazadas por la inundación de agua salada. Aunque realmente esto no es nada todavía, para lo que espera al planeta. Los hechos están ahí pero es difícil poner de acuerdo a los gobiernos para hacer frente a un problema que tiene derivaciones económicas, políticas y sociales muy perturbadoras y de hondo calado.
“Nuestra evaluación concluye que la atmósfera y el océano se han calentado , los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado y las concentraciones de dióxido de carbono han aumentado hasta niveles sin precedentes”. Este el comunicado del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas. Está compuesto por 800 científicos de todo el mundo. Este Quinto Informe del Panel Intergubernamental no deja lugar a dudas. 
Y desgraciadamente toda la maquinaria de nuestra civilización está basada en la disponibilidad de energía muy barata. Y los economistas nos repiten que para salir de la crisis es necesario que la economía crezca, lo que implica que crezca el consumo de combustibles fósiles y por tanto la emisión de dióxido de carbono.
¿Cuál es la alternativa? Reducir el consumo y aumentar la eficiencia energética. Pero pensemos que más de la mitad de la humanidad se pasa con mucha menos energía de la que necesita. En la mayor parte del continente africano el consumo energético per cápita está en los niveles de la Edad Piedra, en India en la Edad Media y en una gran parte de China rural en niveles preindustriales. Si se reduce el consumo de energía en el primer mundo a niveles decentes, pero se aumenta el consumo del tercer mundo también a esos niveles imprescindibles, nos encontramos con que los 9000 millones habitantes de 2050 consumirán más energía que lo que consumimos hoy.
¿Qué papel pueden jugar la renovables? En España contribuyen con un 12 %; la nuclear con otro 12,6 % . El 75 % es de energía fósil; revertir esta situación al revés requeriría profundos cambios sociales; observemos que un litro de gasolina cuesta menos que un litro de agua mineral. Aprovechar la fuerza del viento, convertir la energía solar o fisionar átomos es mucho más caro que quemar petróleo. ¿Qué gobierno está dispuesto a perder las elecciones por subir sistemáticamente la factura de la luz?  Luchar contra el cambio climático no es compatible con nuestro estilo de vida. Exigiría un sacrificio cuya recompensa no sería inmediata ni evidente. Pero ¿cuántos estamos dispuestos a renunciar de  nuestro confortable presente por el futuro de nuestros nietos o bisnietos? Juan José Gómez Cadenas (investigador del CSIC). 

En efecto el mantenimiento de la vida moderna actual requiere grandes consumos de energía con las consecuencias inevitables para la composición de la atmósfera y su derivada necesaria de cambio climático. Por eso la cuestión de fondo es si el estilo de vida de los países ricos (al que intentan llegar progresivamente los países que emergen) con sus elevados niveles de consumo de energía, es compatible con un planeta sano. Y si las fuentes cubrirán las necesidades que genera ese estilo de vida.
La autora va desgranando las observaciones científicas ya contrastadas y las consecuencias a medio plazo de tales modificaciones a la luz de lo que la propia ciencia nos dice.  También destaca las innovaciones y los proyectos encaminados a reducir el consumo de combustibles sólidos (energía eólica, solar,…) así como las numerosas propuestas en desarrollo para la consecución de coches eléctricos. 



Deber moral de las naciones ricas es frenar su alto grado de contaminación; y de ayudar a las naciones en vías de desarrollo a crecer sin cometer los mismos errores, entre otras cosas para no dar argumentos a aquel funcionario brasileño que dijo en una cumbre internacional: “No vamos a seguir siendo pobres, para que el resto del mundo pueda respirar mañana”.

Hay rigor en lo que se dice y se diferencia claramente lo que es una opinión de lo que es un hecho. Se huye del sensacionalismo como fórmula para atrapar al lector,  pero no se hacen concesiones a la conciencia adormecida del ciudadano occidental contribuyente con su forma de vida a que la situación se agrave constantemente.
Gráficas y series de datos, así como mapas convenientemente comentados vienen a completar el contenido que se quiere comunicar. Ilustraciones austeras pero eficaces,
El texto pretende sensibilizar y lo consigue. Tambien busca movilizar, crear ciudadanos activos, consumidores que pueden utilizar su poder de compra para elegir  no adquirir determinados productos muy contaminantes, o producidos con mucho gasto de energía y contaminación; también pueden utilizar su poder electoral para dar la espalada a aquellos políticos que ignoran la amenaza del cambio climático. 

El volumen se cierra con un apartado de apéndices en donde se reproducen algunos tratados internacionales, testimonio incontrovertibles de científicos sobre algunos efectos del cambio, datos y cifras relacionados con la evolución del sistema climático, bibliografía especializada acerca del tema. 

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