martes, 23 de julio de 2013

Los libros errantes


Autor: Felipe Benítez Reyes
Ilustrador: Enrique Flores
Editorial: Anaya. Madrid, 2002. 5,34 Euros

Cuando a alguien le asignamos la condición de lector, de hecho le estamos suponiendo una característica fundamental de tal condición; me refiero a la pasión, a la fuerza arrebatadora con la que se deja llevar. Y quizás sea esa también la única condición para que alguien pueda ser considerado ciertamente como un lector. Por eso, ante el encuentro de un sujeto con la amplia oferta de libros que le ofrece el mercado, es fundamental la actitud, la predisposición de dicho individuo. Por parte del lector este acto implica un protagonismo incuestionable, una libertad absoluta y una madurez responsable. Es la feliz soledad del lector ante la gran tarea de la elección de un libro.

Quizás no todos los lectores lo sientan así, pero ese es el lector del que trata este libro. En efecto, la propuesta de Benítez Reyes es una evocación poética del origen y trayectoria del libro (y por extensión de la escritura) convirtiendo al lector actual en el privilegiado heredero de esos libros errantes que van de mano en mano a través de los años; o de mente en .mente a través de los siglos. Es el pensamiento inquieto de los mortales lleno de incertidumbres y certezas, de venturas y desdichas, de glorias y fracasos cabalgando por el tiempo a lomos de la escritura encerrada en los libros. 



El autor incide en el elemento azaroso que puede tener la elección de un determinado libro y que después formará parte constitutiva de nuestra vida. Y es que cada cual busca en la lectura lo que quiere encontrar aunque no sepa exactamente lo que busca. Los libros serían así misteriosos juegos de azar que le salen al paso.

Las ilustraciones, como la otra manera de entender el texto, enriquecen y complementan la visión del lector, estimulando su mente desde otra perspectiva.

La brevedad, concisión y sencillez de esta entusiasta invitación a la lectura al tiempo que oportuna reflexión sobre el significado de aquélla para el ser humano la hacen recomendables para jóvenes lectores a partir de los 14 años y para los adultos. (PM) Publicado en Peonza Nº 64

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